Los motivos para ser médico son más que saber medicina, es un compromiso con la salud de la comunidad, las personas y las familias en sus entornos, y con los valores humanos y profesionales de la medicina (The reasons for to be a doctor are more than know medicine, is a commitment to the health of the community, individuals and families in their environments). Ed: Pablo Bonal Pitz, Francisco Campa Valera, Josefa Aguayo Maldonado y Ana María Moreno Fdez.
Encuentro una motivación realmente importante para estudiar Medicina en el hecho de la Cooperación Internacional
Si volviese atrás…
Animo a todos aquellos que de verdad deseen ser médicos a que se embarquen en esta aventura
Me encanta lo que he estudiado, descubres aspectos de la relación médico-enfermo que jamás te llegas a plantear desde el punto de vista del paciente, nace en tí un afán de superación increíble
Es la aplicación más útil, humanitaria y comprometida que tiene la Ciencia
La vocación médica no es más que la firme idea de amar a las personas y que se encuentra realmente dentro de todos
Actitud y vocación
¿Por qué me gustaría ser médico?
Me parece una ciencia apasionante a la vez que compleja y pienso que podría aportar aunque sea un poquito a esta sociedad de la que formamos parte
Quiero ser médico, por su universalidad, por su humanidad, por su sencillez y su complejidad.
“Enhorabuena a todos, que sepáis que habéis escogido la carrera más bonita del mundo”. Profesor de Anatomía de la Universidad de Sevilla en el primer día de clase.
Motivos por los que escogí estudiar medicina y por los que quiero ser médico
Conforme fueron avanzando los años y las asignaturas que aprendía eran más similares a lo que tenía yo preconcebido de lo que era la carrera y la profesión me fui animando más y descubrí que ésto era lo que quería verdaderamente, que esa luz que se veía al final del camino era lo que tanto ansié y busqué durante muchos años. FARP
Estudiar medicina es darte cuenta que puedes hacer mucho más de lo que crees y con mucho menos de lo que pensabas.
Medicina, mi mejor decisión
La verdad es que no recuerdo el momento en el que decidí que quería estudiar medicina pero sé que es lo que quiero ser, no me imagino dedicándome a otra cosa. Sé que cuando era pequeña quería ser muchas cosas de mayor y entre ellas no recuerdo que estuviera ser médico, pero un día buscando entre unos papeles viejos encontré una redacción que tuve que hacer en los primeros años del instituto en la que debíamos decir qué nos gustaría ser de mayor y la razón y en ella puse que quería ser médico, así que ya en el instituto era lo que quería ser pero no sé ni la razón, ni cuándo comencé a quererlo.
Cuando comencé la carrera lo hice con mucha ilusión y muchas ganas, pero no fueron pocas las veces en las que me pregunté: ¿por qué estudio esto?, pero llegaron mis primeras prácticas en el hospital y todas las dudas se fueron y supe que ese era mi lugar, allí donde hay gente que lo está pasando mal y necesitan ayuda. Recuerdo aquellas primeras prácticas con alegría y agradecimiento a mi primer tutor por todo lo que me enseñó y la dedicación y ganas que le puso, le agradezco, más que los conocimientos médicos en sí, los valores que intentó inculcarnos y el trato que tenía con sus pacientes. Creo que hoy día todavía lo valoro más porque con el paso de los años he tenido la suerte (y la desgracia en otros casos) de conocer a muchos médicos en mis prácticas en los que se ve la entrega que ponen en su trabajo y hacia sus pacientes, pero también hay otros a los que más le valdría hacer un acto de reflexión y preguntarse por qué decidieron dedicarse a esto porque parece que lo han olvidado. Pienso que a nadie le gusta estar enfermo, que no es algo que hagamos por gusto y cuando estamos mal necesitamos una mirada o un gesto de comprensión, no una mala cara o una mala palabra que es lo que muchos encuentran por desgracia. Pero en cierto modo también les agradezco a ellos que me hayan enseñado cómo NO debe ser un médico porque sé que si me alejo de eso podré llegar a ser mejor.
Hoy miro atrás y me doy cuenta del tiempo que ha pasado, que parece que fue ayer cuando todo empezó y parece mentira que nos falten meses para terminar y hoy por hoy me alegro muchísimo de haber elegido este camino porque sé que no me sentiría tan bien dedicándome a otra cosa ya que me encanta el trato con la gente y poder ayudar cada día, o por lo menos intentarlo.
Tiritas de colores
Pasados seis años de estudio, apenas puedo recordar nítidamente los motivos que decantaron mi elección hacia la medicina. Supongo que como todos, la ilusión por ayudar al más necesitado o solucionar problemas tendría algo que ver.
Al igual que muchos de mis compañeros, en mi familia ya se respiraba la medicina antes de que yo naciese. Es una profesión con cierta agregación familiar que en mi caso pronto se cumplirá. El hecho de criarte jugando con tiritas de colores, jeringuillas a modo de pistola de agua y demás, tiene sus efectos. Siempre me gustó el olor a hospital y el color verde de sus paredes. Un hospital no es por lo general agradable, normalmente se entra en ellos ya sea porque estás enfermo, o porque vas a visitar a un familiar. Ninguna de ellas te hace pensar en el hospital como algo bonito.
Conforme pasaron los años, me decanté por la rama sanitaria en bachillerato. Ninguna carrera me gustaba tanto como la medicina, lo que suponía una gran presión puesto que la demanda estudiantil era alta. Un par de años de agobios por la nota media y un buen promedio en selectividad me permitieron matricularme en la facultad de Sevilla, comenzando una nueva vida en una ciudad diferente.
Actualmente, siento que he perdido muchos de los valores por los que una persona decide estudiar medicina. El esfuerzo constante, junto con las muchas dificultades que implica esta carrera me ha supuesto un cambio de perspectiva. Espero que los bonitos años de residencia que me esperan me reconduzcan a los ideales médicos.
Ser Médico
Lo que sí recuerdo es cuándo empecé a sentirme atraído irreversiblemanete por dedicarme a esta profesión. Y fue cuando me di cuenta ralmente de lo que supone ser médico y cual es exactamente su labor. Ocurió cuando tenía unos quince años y tuvieron que operarme debido a una fractura. De este modo pude observar cómo estas personas de blanco llevan a cabo su oficio. Para mí simplemente eran gente que cuando te ponías enfermo te mandaban un jarabe para que te pusieras bueno y punto.
Pero no. Pude entender que van mucho más allá de eso. No solo me arreglaron el brazo con agujas, sino que recibí ese apoyo, calidez y empatía que me hacía sentirme mejor aunque mi estado físico fuera el que era. Mese más tarde volví a tener la misma experiencia debido a uqe mi brazo se rompio de nuevo. Cuando salí del hospital ya empezaba a asentarse en mi cabeza una idea: quería que a todos se les tratara como a mí cuando estuvieran enfermos, y me iba a encargar personalmente de parte de ello.
Años más tarde esa idea se iba solidificando y sería por entonces cuando diría en voz alta lo que ya sabía desde hacía tiempo: "voy a ser médico"
Es cierto que supone un gran esfuerzo y que hay que recorrer un largo camino desde el dí que comienza la carrera hasta que se consigue el objetivo. Pero si se hace porque se tiene la vocación de ser médico se hace más llevadero y cada paso adelante motiva todavía más.
Muchos hablan de que es una profesión de cierto prestigio, de que se cobra bastante...y es verdad que ser médico conlleva cierto grado de estas cosas. Pero desde fuera es más difícil ver otra cosa que aporta al médico y que gratifica mucho. Puesto que el médico además de dar al paciente, recibe también de él. En mis prácticas he podido ver a médicos de lo más serio esbozar una sonrisa de oreja a oreja cuando un paciente le agradece su labor y además jactarse más de lo que un paciente lo aprecia que de la enfermedad mque ha sido capaz de controlar.
Con todo esto, pienso que la medicina es una profesión que hay que valorar teniendo muy en cuenta que el objeto del médico es la persona, el paciente, lo que conlleva una gran responsabilidad que hay que estar dispuesto a asumir. Y para conseguir el objetivo, la salud, no sólo hay que saber qué fármaco dispensar, sino cómo tratar con una persona desde un punto de vista que ha de ir más allá de lo puramente fisiopatológico, y que además hay que poner todos los medios posibles por el bien del paciente.
UN DESEO DESDE NIÑA, Y CADA VEZ MÁS CERCA DE COVERTIRSE EN REALIDAD.
Sinceramente es lo que he querido desde que tengo uso de razón. En realidad no recuerdo el momento exacto en que nació en mí la vocación de ser médico (sí, hablo de vocación, porque para mí la medicina es una de las carreras que más vocación necesita, ya no solo para estudiarla, sino aún más para ejercerla).
Desde pequeña cuando te preguntan en el colegio qué quieres ser de mayor, yo solo recuerdo una respuesta: “Yo quiero a ser médico”. Única y exclusivamente médico, nunca ha existido en mi pensamiento otra profesión que no fuera ésta.
En mi familia nadie es médico, así que no pudo ser una conducta aprendida. Pero el tener que hacer esta reflexión me ha hecho retrotraerme a mi más tierna infancia para intentar buscarle algún sentido a este imperioso deseo.
En esta búsqueda he sacado en claro que mi vida desde pequeña se ha visto vinculada a un hospital. Ya con pocos meses de vida tuve que estar ingresada por bronquiolitis, y cada invierno pasaba unas cuantas temporadas en el hospital con neumonía o bronquitis, así hasta los 6 o 7 años en que me operaron de “amígdalas”. Como es normal de todos esos ingresos no tengo consciencia, pero los últimos por supuesto que sí y de todas mis visitas posteriores al pediatra también. Y cuando recuerdo todo esto me invade un enorme sentimiento de admiración y agradecimiento hacia esos médicos que un día me atendieron.
Creo que el poder ayudar a las personas como un día lo hicieron conmigo, es la razón principal de mi vocación por la medicina. Además que mejor lugar para trabajar que en aquel en el que te sientas a gusto, tranquila y que te de paz interior, y para mí es un Hospital. Sé que puede parecer raro, ya que la mayoría de las personas le tienen pavor, pero es así, a pesar de haber vivido tanto momentos buenos como malos en ellos, me gusta estar ahí.
Cuando comencé a cursar bachillerato mi principal objetivo era sacar suficiente nota en selectividad como para estudiar medicina, y así fue, lo conseguí, y en mi hoja de preinscripción para la universidad solo aparecían dos opciones: Medicina en Sevilla y Medicina en Cádiz.
Estudiar esta carrera me ha supuesto muchos sacrificios, y ha habido veces en que mis fuerzas han flaqueado, pero jamás he dudado que este era el camino correcto. Estudiar medicina puede resultar a veces “un poco” agotador pero una sola práctica en el hospital para mí es una inyección de energía que me permite seguir avanzando.
Ahora que nos queda tan poco para terminar la carrera, siento cierto miedo al pensar tener que enfrentarme al día a día de un hospital, pero bueno supongo que es un sentimiento que tendremos muchos de nosotros.
Para terminar como dijo Albert Einstein “Solamente una vida dedicada a los demás merece ser vivida.”
MOTIVO POR EL QUE DECIDÍ ESTUDIAR MEDICINA
¿Qué fue lo que me trajo hasta aquí?
Por qué medicina… ¿y por qué no?
No sé explicar muy bien el motivo que me impulsó a estudiar esta carrera, no creo que exista realmente un motivo que haya marcado mi camino, sino varios. Por el contrario sí sé cuáles son los motivos por los que no cogí otros estudios. Supongo que Medicina me aporta todo lo que buscaba en una profesión futura.
No consigo recordar el momento en el que surge la idea de estudiar medicina, por lo que desconozco el motivo; quizás por paternalismo, por elitismo, por la universalidad del conocimiento, por sentirme realmente útil, una mezcla de varias,…No lo sé, lo cierto es que desde aquel momento empecé a ilusionarme con la idea de ser médico, ilusión que sigo manteniendo a día de hoy.
Es en este momento es cuando empiezo a plantearme el por qué sigo en medicina, que es lo que hace que persista mi idea de ser médico. Después de cinco años estudiando, donde han existido fracasos, exámenes constantes con temarios insufribles, noches sin dormir, padecimiento de patologías asociada a estrés…Sé que he cambiado muchas cosas por estudiar, y siempre me entra la duda de si finalmente merecerá la pena todo el esfuerzo, esta duda me ha llevado a plantearme muchas veces dejar la carrera, pero una y otra vez la vuelvo a elegir; y, sinceramente, por supuesto que merece la pena, porque aunque no tenga muy claro el por qué empecé, si sé el por qué continúo, por vocación.
¿POR QUÉ QUISE SER MÉDICO?
UN SUEÑO
Desde pequeñita
A partir de ahí comenzó un camino duro, pero con una meta muy clara, llegar a trabajar en lo que quería y de la forma que quería. Pasó el instituto, bachillerato, la temida selectividad y tuve suerte de tener notas suficientes, ya que vi como el sueño de varias compañeras se esfumaba tras una larga lista para entrar. Pero yo realmente no sabía de que iba esto, no lo supe hasta que comencé las prácticas clínicas.
Ayudar a las personas en sus peores momentos, darles respuestas, solucionar sus problemas de salud si se puede, y si no, apoyarlas en todo lo posible. Nunca pensé que fuera tan satisfactorio que una ancianita te dé dos besos por atenderla como se merece, que en una planta en la que se ven muchos cánceres, como es la de hematología, tenga de adorno las placas de agradecimiento. No puedo imaginar un trabajo mejor. Y aunque tiene su parte mala, creo que el dedicarse a lo que uno le gusta compensa.
Por eso me gustan las especialidades sobre todo médicas, por el trato con el paciente y que puedan expresar lo que sienten. Tenemos limitaciones, pero con un poco de esfuerzo, creo que se puede hacer una medicina de cierta calidad. Y siempre intentando mejorar.
Yo no sé si lo mio fue vocación, puesto que realmente no sabía lo que me iba a encontrar, o si desde pequeñita nunca me plantee otra cosa porque esto es lo adecuado para mi, pero esos son mis motivos para estudiar medicina.
Amalia Cruz Rodríguez.
6º Valme
Empecemos por las raíces de la elección.
Para encuadrar la elección es preciso determinar que existieron muchos factores que condicionaron mi elección. Estos factores, para ordenarlos de una forma adecuada, voy a enumerarlos de fuera a dentro, es decir, de condicionantes más sociales (generales) a factores más personales (particulares). Los factores más externos podríamos decir que los supongo comunes a la mayoría de los que estamos estudiando medicina. Hace 7 u 8 años la profesión médica se consideraba prestigiosa desde un punto de vista social, muy bien remunerada y con cierto cariz de profesionalidad de la cual carecían otras muchas profesiones.
Se sabe que en las sociedades occidentales se utilizan los medios de comunicación para llevar a la sociedad a un terreno laboral u otro en función de las necesidades económicas y políticas del estado; así se puede demostrar como determinadas series de televisión como Médico en Alaska, Urgencias y otras del mismo ámbito, fueron encaminadas a representar una función de estímulo de futuros médicos. [La representación del médico en estas series no se corresponderá con la realidad, pero esto es otro tema]
A día de hoy ocurre lo mismo, tras una fuerte demanda de médicos en EE.UU. salieron a la parrilla series como House, Anatomía de Grey, Nip tuck, Bones y otras muchas más, con el objetivo de enaltecer la figura del médico buscando el estímulo de esos adolescentes carentes de metas laborales reales.
En una esfera un poco más personal, situada entre los condicionantes generales y los particulares, está el entorno de las amistades y relaciones que por aquel entonces se tienen. Como buen adolescente que se precie, uno se tiene que dejar llevar por sus ideales puros; y en esto sí que se diferencia un poco de las demás profesiones, ese componente de altruísmo adolescente y solidario (sin una base real que lo sustente, por supuesto) hace de la elección de esta carrera una opción única. Se verá con el tiempo que este componente empieza a perder sentido conforme se camina en la licenciatura...un desengaño más en la cadena de muchos que conforman la madurez intelectual.
En un terreno más personal, tuve la suerte de tener a mano ejemplos vivos de muchas profesiones distintas (abogados, médicos, periodistas, ingenieros, enfermeros, veterinarios...), lo cual me sirvió como escenario perfecto para ubicarme en un campo u otro en función de mis características y habilidades. Y en este sentido, el terreno donde me sentía más cómodo se hallaba en casa, en mis padres. Siendo ambos médicos, estaba en un entorno más que favorable para resolver mis inquietudes acerca de la profesión médica, las respuestas a muchas de las preguntas que me hacía se encontraba en casa( en la cocina o en el salón), en definitiva siempre a mano.
Y así, sin forzar nada o casi nada el curso de mis decisiones, fui elaborando una lista mental de preferencias profesionales, entre las cuales estaba en orden preferente la carrera de Medicina.
La solución a mis últimas preguntas vino de la mano de un acontecimiento que terminó de cerrar definitivamente el capítulo de la indecisión. Fue un accidente doméstico de mi hermano pequeño lo que, en cierta forma, centró mis aspiraciones en una sóla dirección. Digamos que la experiencia tan cercana de un hecho ciertamente dramático condicionó que mi interés por resolver cuestiones tan curiosas como el dolor y el sufrimiento, fuera directamente enfocado al ámbito médico.
Una nota media pobre y una selectividad decente hicieron el resto.
Esos motivos que, en origen, fueron los que me llevaron a esta carrera han sido lo suficientemente sólidos como para que, pese a los muchos sinsabores del devenir de la misma, siga con tamaña ilusión de ser un buen profesional de la Medicina. De sobra hemos tenido todos muchas dificultades que han hecho tambalear nuestra meta, pero sin duda esa constancia y sacrificio en el estudio es lo que nos llevará a ser buenos profesionales en el futuro. Los futuros médicos de la sociedad, los de nuestra generación, llevan de serie un componente de esfuerzo y sacrificio extra, que otras muchas profesiones no tienen, y esto es motivo de orgullo.
Como punto y final a mi entrada voy a citar a Platón para sellar definitivamente este texto; "Dondequiera que se ama el arte de la medicina se ama también a la humanidad."
Y es que en el fondo, todos los que estamos escribiendo estos artículos, por una razón u otra, amamos con pasión el conocimiento del cuerpo humano...y prueba de ello es una soleada y bonita mañana de Sábado, que invertimos en cualquier asignatura de la carrera en lugar de estar dedicado a nuestras otras pasiones...
Ramón De La Torre Colmenero.
Hospital universitario Virgen de Valme, Sevilla.
¿Por qué decidí estudiar medicina?
No dudé en ningún momento que esta debía ser mi profesión, ya que es totalmente vocacional, resulta muy tópico pero verdaderamente fue así, desde pequeña quería ser médico y continué esforzándome para poder llegar a mi meta.
Una vez dentro de la carrera, he vivido momentos de muchos tipos, buenos, como conocer a las personas que a lo largo de la carrera siempre están ahí apoyándote (gracias grupo), malos, como agobios de los exámenes, prácticas, pero todo merece la pena para poder llegar a ser lo que realmente quieres. Como me dijo un día mi padre: “Todo en la vida requiere esfuerzo, las cosas no son fáciles, pero tarde o temprano lo verás recompensado” y mi recompensa ahora está más cerca que nunca, convertirme en médico. GRD