Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Una gran elección

El día exacto en el que hice la gran elección de decidir que es lo que quería ser en mi vida no lo recuerdo con claridad, pero lo que si sé es que fue con gran prontitud, ya que a los 9 años de edad ya tenía claro que de mayor quería ser Doctora, y que fue a esta edad lo afirmo con tanta vehemencia porque fue cuando me operaron de apendicitis, y en la mesa del quirófano las enfermeras para tranquilizarme empezaron a hablar conmigo y me preguntaron qué quería ser de mayor y sin dudar conteste que doctora, y por ello cuando desperté de la anestesia el grupo de cirujanos me habían regalado  un pijama de quirófano, unas patucos, unos guantes, una mascarilla y unas gasitas.

Desde tal momento y hasta el día de hoy nunca he dudado o me he arrepentido de haber escogido esta profesión, porque aunque sacrificada y dura en algunos momentos, me parece que te aporta una gran recompensa, y es el poder ayudar o por lo menos intentar ayudar a personas que acuden a ti por tus conocimientos, gracias a los cuales en ocasiones puedes poner fin a algunos sufrimientos que le acontecen.

En la actualidad, en 6º de medicina, las razones que doy  para justificar mi elección de la profesión aunque en su esencia siguen siendo las mismas que cuando lo escogí de pequeña y en bachiller, han cambiado en algunos aspectos como pueden ser lo gratificante que es tratar con personas, luchar con ellas por conseguir unas metas y lo feliz que te sientes al poder conseguir alguna mejora y ver que ayudas a buenas personas, que desafortunadamente padecen enfermedades, y algunas de gran gravedad, y es en éstas donde no puedes en ocasiones solucionar el problema, pero si mostrar apoyo a el paciente y la familia, y éste el aspecto que más me gusta de este trabajo, notar como las personas agradecen el que lo animes y lo comprendas en los momentos que más lo necesitan y que en ocasiones es mejor que la solución del problema en sí.

Para finalizar decir que no creo que nunca me pueda arrepentir de haber escogido estudiar medicina, porque conforme han ido pasado los años, más he sabido y más he conocido la medicina, más me ha gustado y aunque la formación esté siendo dura, siempre recomendaré a todo aquel que le atraiga esta carrera que la haga, porque los seis años de estudios tienen su graa recompensa, ejercer de lo más te gusta en la vida. Rocío Rodríguez García.
"Los cinco mejores médicos son los doctores; Sol, Agua, Aire, Ejercicio y Dieta. Siempre te esperan propicios, aunque no los busquen, alegran tu espíritu, curan tus males y no te cobran un céntimo". O.S.Hoffman

Ser médico

Dejando a un lado estudiar medicina como carrera, quiero centrarme en el ser médico. Pues es evidente que ese es nuestro máximo objetivo.
Me considero una persona positiva y me gusta pensar así. Me gusta creer en el trabajo en equipo, en el compañerismo. Me gusta creer que todos hemos estudiado medicina por unos mismos valores personales de humanidad, de compromiso con los demás y vocación de servicio. Yo no era de los que decían desde pequeño que quería ser médico. Ni siquiera desde el bachillerato. Me costó tomar la decisión de qué carrera elegir pero cuando lo hice, tomé la decisión conociendo mi forma de ser, mi personalidad, mis ideales.
Por ello puedo decir que si bien entré en medicina un poco despistado, con el paso del tiempo me he dado cuenta que es la profesión que más encaja conmigo. Las dudas desaparecieron y tengo total seguridad en la elección que hice.
Una de las cosas que más tristeza me ha provocado durante estos años es escuchar hablar sobre la deshumanización de la medicina. Es cierto que muchas veces el médico tiene que actuar con una medicina defensiva, pero perder la humanidad en nuestra profesión es perder el sentido de la misma, dejarla vacía de motivación. Supone eliminar la razón por la que todos y cada uno de nosotros decidimos dar el salto al mundo de la sanidad.
Todos sabemos que tenemos y debemos estudiar mucho durante nuestra carrera. Sabemos que hay que estar constantemente al día para no quedarnos atrás, pero me gustaría remarcar otras cualidades que un buen médico debe poseer bajo mi punto de vista: compromiso, ética, responsabilidad, inquietud, ser buena persona, sensato, capaz de provocar la confianza en el paciente, empatía, saber escuchar y lo que es más importante, humildad para conocer dónde están los límites de uno mismo y saber pedir consejo a los demás. A su vez, eliminar la competencia desleal y la envidia en la mayoría de las ocasiones provocada por querer ser el número uno.
Al fin y al cabo pienso que cuando sintamos que estamos sirviendo a los demás será cuando nos sentiremos realizados como personas y como médicos. Ser más que tener.

La niña que llevo dentro

Todo empezó siendo una niña. No, un momento. Creo que no recuerdo cómo ni cuándo se encendió en mí el deseo de ser médico. Es más, lo recuerdo desde siempre.

Supongo que no puedo decir que lo haya heredado, pues nadie en mi familia es médico, ni nada que tenga que ver con el mundo sanitario. Quizás tenga más relación con mi extrema sensibilidad y mi afán por ayudar a construir un mundo más humano.

Cuando era más pequeña y en las noticias salían los niños que no tenían ni para comer, bombardeaba a mis padres con un sinfín de preguntas: ¿por qué pasan hambre niños como yo?, ¿nadie les da de comer?, ¿por qué lloran?, ¿no juegan?, ¿no tienen amigos?, ¿no los quieren?... y así hasta que siempre concluía con la misma pregunta: ¿nadie les puede ayudar?.
Entre llanto y enfado con el mundo me decía a mí misma: “algo tengo que hacer”, “debo ayudarlos”, “no quiero verlos llorar”…

Conforme he ido creciendo, la misma base sigue ahí, sólo que también he comprendido que una única persona no puede “arreglar” el mundo. Que después de veintitantos años, siguen existiendo la pobreza y el hambre por un parte y, riquezas y bien vivir por otra. Que para poder hacer algo tengo que formarme como persona, implicarme y conocer la política, la economía, pero sobre todo, la vida de la calle, las experiencias con el mundo que me rodea y, en definitiva, estar en la realidad en que vivimos. Profundizando en esto día tras día ya puedo poner mi granito de arena y luchar por andar un pasito más hacia adelante.

¿Y por qué medicina? Me pregunto muchas veces. Pues pienso que es una profesión muy humana y que puede ayudarme a dar respuesta a las innumerables preguntas, a llegar a todas y cada una de las personas con las que trate. No pretendo curar ni ser Dios, sino ser un poco más persona y derramar un poquito de mí. Una vez puesta la semilla, algún día brotará algo.

La pediatría, en concreto, es la especialidad que he querido. Los niños son nuestro futuro y necesitan que se les enseñe. Me conmueve la situación de esos niños, que a pesar de tanta hambre y tanta desolación, sonríen. Hay tanto que aprender en esta vida, de esa inocencia, de esa felicidad incondicional.

Y así, como una niña, conforme pasan los días, aprendo un poquito más sobre la vida, sobre cada momento, con los 5 sentidos puestos, empapándome como una esponja, llena de ilusiones y dispuesta a rebosar de alegría para lograr dar un tono más intenso y algo más de color a la vida.

¿Por qué quieres ser médico?

No se si puedo considerarme una de esas personas "con vocación", mi motivo para escoger esta carrera fue la curiosidad de conocer el funcionamiento del cuerpo humano y resolver muchas dudas que me surgían a menudo sobre éste.

Recuerdo el verano de segundo de bachillerato, en el que yo y todas las personas de mi alrededor empezábamos a trazar de alguna manera nuestro camino, haciéndolo oficial en solicitudes de acceso a la universidad...
Era una incertidumbre constante el hecho de no saber si estaría a la altura de lo elegido, si me conocía a mi misma lo suficiente como para saber si eso que había escogido era lo correcto, si me estaba sobrevalorando...En definitiva, si estaba haciendo realmente lo que quería.

A lo largo de la carrera, imagino que como a todos y en parte debido al sacrificio que ésta conlleva, me han surgido muchas dudas respecto a si "merece la pena"...pues bien, hoy en sexto de carrera, a un año de ejercer la profesión que un buen día escogí, pienso que he hecho lo correcto en sacrificar momentos de fiestas, charlas de amigos, salidas y entradas por algo tan grande como es la Medicina.

Sé que me queda mucho aún por conocer, y que mi valoración sobre la Medicina ahora mismo no es muy significativa, pero lo que sí sé es que si volviera atrás en el tiempo, volvería a escoger este camino, y volvería a sacrificar esos momentos, porque que algún día recibiré la recompensa y el reconocimiento, ejerciendo la profesión que más me gusta.

"Ser feliz es el objetivo de mi vida. Lo sé porque tengo un plan."


“Ser feliz es el objetivo de mi vida. Lo sé porque tengo un plan.” Así empieza uno de mis libros favoritos. Yo, tengo ese mismo objetivo. Y por supuesto, también tengo un plan.
Ser médico forma parte de mi plan para ser feliz, y aquí estoy, a punto de conseguirlo sin saber a dónde voy a ir a parar. Quiero ser una buena médico. Y desde hace más que algún tiempo, quiero ser una médico buena de Médico Sin Fronteras (o similar). El plan, egoístamente está encaminado a conseguir mi felicidad, y mi felicidad, directamente depende de los demás.
Ayudar a alguien es lo más bonito que hay en la vida. Es una forma de querer. Y ayudar, se puede hacer simplemente sonriendo a alguien mientras cruzamos el paso de cebra, con lo que de una forma u otra, conseguimos que el día de esa persona sea un poquito mejor... o ayudar también es dar ropa, ser voluntario de cualquier ong, cuidar de tu abuelo, guiar a un turista o darle los apuntes a un compañero. Es decir, para ayudar, no hace falta ser médico, sino simplemente ser buena persona. Pero el hecho de ser médico te da el conocimiento y el valor suficiente para ayudar a una persona en el momento que más lo necesita. Eso significa muchísimo, una barbaridad.
Tendré mucha responsabilidad, infinita, en determinadas situaciones. Y ese sentido de la responsabilidad, de pensar que quizás no esté a la altura, consigue que haya días que me plantee si no escogí un camino demasiado duro para llegar a mi meta… Sólo es cuestión de ver las noticias, de pensar por qué escogí este camino, de ir al hospital a hacer alguna práctica o simplemente, es cuestión de tiempo. El hecho es que, a veces antes y a veces después, vuelve a aparecer ese gusanillo que te empuja a estudiar mucho, mucho mucho, que te empuja a querer aprender todo lo posible para aplicarlo el día de mañana. Y ser un buen médico. Y ese gusanillo, a mi me indica que voy por el camino correcto. Que tengo un objetivo y voy a conseguirlo. Nadie dijo que fuera fácil.
Mientras tanto, día a día, cuidemos del abuelo y crucemos la calle con una sonrisa, que no es poca cosa.
Blanca V. P. 6º HUValme.

El médico es, desde que el mundo es mundo, la persona que ayuda a sus semejantes

Es muy probable que a la hora de elegir una determinada profesión entren en juego diversos motivos de todo tipo: conscientes e inconscientes, racionales e irracionales, confesables e inconfesables, muy elevados y frívolos... y que a la hora de exponerlos en voz alta, inevitablemente nos decidamos por los que son más aceptados socialmente, silenciando el resto.

Sin embargo, a pesar de la existencia de este filtro de lo “políticamente correcto”, es indudable que la elección del ejercicio de la Medicina tiene que basarse en motivos de peso para poder soportar la carga que lleva aparejada, carga que empieza a padecerse en cuanto se inicia la formación en la Universidad.

No vamos a negar la evidencia de que, como sucede en cualquier actividad humana, hay buenos y malos profesionales, pero el médico es, desde que el mundo es mundo, la persona que ayuda a sus semejantes. Como no es un santo, puede que lo haga por dinero, o por vanidad, pero el resultado es que siempre está presente en los momentos críticos de nuestra vida: nacemos en presencia de un médico, crecemos y nos desarrollamos bajo la mirada del médico y nos morimos en manos de un médico porque su tarea no termina con el diagnóstico y el tratamiento: cuando ya no hay nada que hacer, al médico todavía le toca consolar, confortar y compadecer.

Visto así, ser médico es lo más “gordo” que puede ser uno en la vida, si se me permite la expresión. No importa que uno se ha matricule en la facultad de Medicina porque su padre es médico y hay que seguir la tradición familiar, o porque el verde de los pijamas de quirófano resulte de lo más “fashion”, o porque crea que va a ganar mucho dinero y prestigio... Como dice Homero en La Ilíada, un médico, sólo por sí, vale por varios hombres.

Tal vez lo importante no es el por qué sino el para qué. Y creo que todas las personas que hemos decidido ser médicos tenemos claro ese para qué: vamos a trabajar para salvar vidas, para aliviar el dolor, para evitar la invalidez, para mejorar la calidad de vida de muchos semejantes... No hay otra profesión que ofrezca esa recompensa. De ahí que estemos dispuestos a hacer la carrera con el pregrado más largo, a pasar otros tantos años haciendo una especialidad y a tener que estar el resto de nuestra vida en continua actualización de nuestros conocimientos.

Ahora bien, tampoco podemos caer en la presunción de que somos omnipotentes: la bata blanca no nos transforma en Superman, de manera que también hay que tomarse las cosas con realismo, que es la mejor vacuna contra la frustración. Porque como se ve claramente en El Séptimo Sello de Igmar Bergman, la vida es una partida de ajedrez en la que el jaque mate lo da siempre la muerte. Pura Martínez Jordà, 6º de Medicina. HU Valme.

Por que quiero ser médico

Ahora que me encuentro al principio del sexto y último año de carrera se me plantea una reflexión que tantas veces he dado por obvia y que no tiene cabida: ¿por qué quiero ser médico?

Para ello me pongo a bucear en mis recuerdos, a buscar las razones últimas y en ese proceso veo que la medicina es algo que ha estado siempre muy dentro de mí. Hallo que esta vocación emana gracias a unos principios y valores cristianos, inculcados desde chico en los que se constituyó la sociedad actual aunque tanto lo rechaza en muchos  casos y ha sustituido, como son el amor al prójimo, la ayuda al necesitado, el cuidado del enfermo y procurar su reestablecimiento, el respeto y cuidado de los mayores. Sin estos valores no tendría sentido el estudio de una profesión tan relacionada con el servicio al otro, por que si lo planteara como un servicio a uno mismo y un estatus, mejor haría otra profesión para ganar más dinero y tener más estatus, y dudo mucho que esto me diera la felicidad.

La vocación a la medicina se vio labrada por unos padres médicos. A mi casa iban muchos de mis amigos y otros hijos de amigos de mis padres cuando estaban enfermos y mi madre, pediatra, siempre se brindaba a atenderlos y lo hacia con cariño siempre con una sonrisa. Mi padre, nefrólogo, por otro lado asistía a mis abuelos y tíos cuando era necesario y algún amigo o conocido que lo necesitaba o se lo pedía.
Además de todo esto no pude entrar en Medicina vía selectividad y entonces hice enfermería, esto fortificó más en mi vocación médica. Y no sin empeño y constancia puede entrar en Medicina al hacer el examen para mayores de 25 años con una madurez ya aportada por la experiencia de los años y con una vocación claramente definida con una historia bien labrada, gracias a Dios, donde cada acontecimiento no ha sido inútil.
Además una vez que entre en la carrera, ya admitido, me planteé si todo esto de la Medicina era tozudez y empecinamiento o vocación por gracia de Dios, en eso estaba cuando sucedió un acontecimiento vital, mientras jugaba al fútbol un 7 de Septiembre de 2005, en un partido al que fui por casualidad ya que ese mismo día jugaba la selección, lo que me hizo dudar de si jugar o no. Al final jugué y uno de los amigos de mi hermano, con el que ya había jugado varias veces más y que padecía una cardiopatía congénita y tenía una estenosis de la pulmonar, hizo una parada cardiorrespiratoria. Hacía un año que había hecho un master de urgencias y hubo que reanimarlo con la ayuda de otro amigo de mi hermano que no sabía nada y que lo ventiló, se paró dos veces en el campo de fútbol hasta que llegó el 061 y dos veces más con ellos, pero gracias a Dios salvó la vida.
Esta oportunidad de ser un instrumento para salvar una vida es algo increíble y que me reforzó mi vocación. Es algo tan grande y tan indescriptible en una sociedad que tanto ataca a la vida en todas sus formas.

He visto la importancia de ser un buen médico, de ser empático, asertivo, humilde, respetuoso y como con una buena predisposición y pocas cosas se puede hacer tanto por el otro, ya que "verbi gratia" vivimos en sociedad.
El ser médico es una vocación y una gracia.

Pablo Gómez

¿Y POR QUÉ NO SER MÉDICO?

Días antes de entregar mi matrícula para la universidad, me preguntaba si podría ser médico. No me lo había planteado años antes, nadie en mi familia era médico y la idea me había surgido después de una mala experiencia en el hospital.
Había conocido la enfermedad como algo repentino, incontrolable y desconocida y me había dado cuenta que aún había un gran mundo, bajo la medicina, por descubrir.
Me adentré en la carrera y me fui empapando de conocimientos, unos muy útiles y otros un tanto innecesarios para poner en práctica.Nunca creí en la vocación de ser médico, creo que eso se aprende con los años y uno se da cuenta de que sirve para ello. Es una profesión complicada, tratas con personas, y además la mayoría de las veces son personas enfermas con alguna limitación de su libertad.
Existe mucha teoría en la carrera de medicina, muchos asignaturas que te hacen pensar que ya lo sabes todo sobre determinada materia, pero como decía Sócrates “la verdadera sabiduría es reconocer la propia ignorancia” Eso es un buen requisito para ser buen médico. Reconocer que cada paciente y su enfermedad es un mundo diferente al paciente anterior y que puede sorprendernos en cualquier momento.
En la carrera nos han enseñado que lo más importante de la medicina no se encuentra en los libros sino en la propia experiencia del día a día.El médico debe ser una persona extrovertida, con mucha fuerza de voluntad y paciencia. Tiene que saber empatizar con su paciente e implicarse en la realidad del enfermo, pero sin hacer suyo el dolor del éste, porque no estamos hechos para aguantar tanto dolor.
Me gusta mucho ser médico, porque en estos años he valorado lo que es curar más allá de lo físico, curar metafísicamente, mucho más que lo puramente biológico. El enfermo es más que enfermedad, está dentro de un contexto y tiene una personalidad que le hace afrontar la enfermedad de manera específica y única. Y esto hace al médico que se ponga a prueba cada vez que cambia de paciente.
Por último, creo que un elemento importante para curar es la sonrisa, siempre se ha dicho que cuesta poco pero vale mucho. Yo lo pongo en práctica siempre que puedo, es un requisito importante a la hora de presentarse ante un nuevo paciente. Es un instrumento muy útil en medicina y poco practicado. La enfermedad no debe omitir siempre a la alegría.Decía un médico estadounidense, Patch Adams, que la risa es el único medicamento que cura sin dejar ningún efecto secundario. Esto me hace pensar que muchas veces el buen carácter de un médico es lo que hace mejorar al paciente. A veces la medicina es más sentimiento que ciencia.
Clara.

¿POR QUÉ ESTUDIAR MEDICINA?

Es una pregunta muy buena, y algo que toda persona con idea de cursar medicina se debería plantear antes de iniciar los estudios.
En mi caso yo nunca me había planteado la pregunta, y la idea de ser médico no me viene desde pequeñita, ni de familia, ni tampoco como una vocación, pero al iniciar mis estudios, esta pregunta que nunca me cuestione, la he ido respondiendo sin darme cuenta, y sus respuestas me han dado la motivación para seguir estudiando año tras año.
Así pues, durante estos años de estudio y a punto de finalizar la carrera, reflexionas sobre todo lo que has aprendido en la carrera, y lo primero que te viene a la mente es la muchísima información que nos proporcionan y que a veces nos satura, pero que es necesaria para formarnos adecuadamente, pero además de formarnos nos permite conocernos mejor, saber cómo funcionamos, nos movemos, nos relacionamos, como es nuestro cuerpo, por qué somos como somos y el sin fin de posibilidades que tenemos… Es la única carrera que realmente nos permite conocernos a nosotros mismos.
Además de aprender, maduras, no sólo por el paso del tiempo, sino también porque empiezas a ver la vida de otra forma, a preocuparte más por lo demás y querer ayudar al prójimo sin querer un beneficio a cambio, a pasear por la calle y fijarte en las personas con alguna “patología” visible, a preguntarte a ti mismo que le sucede, como poder ayudarla, si lo sabrá, si estará en tratamiento… Es decir comienza a despertar en ti una curiosidad por conocer todo lo referente al ser humano con un único fin, poder ayudar a los demás a sentirse mejor.
Y no nos podemos olvidar del maravilloso primer día de prácticas “reales” con pacientes, donde por fin empiezas a entender porque elegiste esta carrera, porque aunque nunca te hubieses visualizado en tu mente como médico, deseas ser un buen médico, al igual que los profesionales que nos enseñan día a día y nos transmiten todas sus experiencias para formarnos, porque la medicina no es sólo estudiar, es una forma de vida, de comprensión a los demás, de ayuda, preocupación, interés…
Y lo más importante no creo que haya profesión más gratificante que ésta, que si actúas de forma correcta el paciente te estará agradecido para toda su vida, y tú estarás realizado por estar haciendo un bien a las personas, ayudar a salvar vidas y proporcionar felicidad, no sólo al paciente curado sino a todos los que le rodean y le quieren.
Como conclusión decir que no es una carrera fácil, requiere esfuerzo y constancia, pero que la gratificación personal que te ofrece a cambio no tiene precio.

¿Por qué estudiar medicina?

No hay un motivo exacto por el que estudiar Medicina, ahora mismo se me ocurren un sin fin de motivos. El primero, porque es la carrera más interesante que existe ya que estudiamos al ser humano, es decir, a ti mismo, parecerá una tontería pero todos los días cuando después de la siesta me dirigía a estudiar a mi cuarto siempre decía “voy a estudiarme”. El segundo motivo, porque es una de las profesiones más gratificantes que existen, ya que no hay mayor satisfacción que poder ayudar a los demás. El tercero, porque nunca dejas de aprender cosas nuevas y de sorprendente de lo maravilloso que puede ser nuestro cuerpo y nuestra mente. El cuarto, porque es un modo de vida diferente, me refiero a que el médico no vive sus años de estudiante igual que el resto, ya que necesita mucho más sacrificio, el cual, sin duda, merece la pena .Podría seguir con un millón de motivos más por los que estudiar medicina pero ya van suficientes…
En este momento en el que me encuentro (todavía no he acabado sexto) puedo decir que no me arrepiento ni un solo momento de haber elegido esta carrera. Me reconforta tanto saber que podré ayudar a otras personas que los malos ratos de estudios se me olvidan y solo recuerdo los buenos momentos. Parecerá extraño, pero por una parte no quiero acabar la carrera, han sido mis mejores años y no quiero que se acaben, cuando termine el curso empezará una nueva etapa y espero que sea tan buena como la vivida hasta ahora. Aún me queda muchísimo por aprender más de lo que yo me imagino pero estoy dispuesta a afrontar lo que se avecina con la misma ilusión y las mismas ganas con las que empecé esta carrera. María José Pérez Ortega HUV Valme.

Saber que hay personas que necesitan no sólo a un médico que le cure, sino a un médico que les escuche, que les entienda

La verdad que a estas alturas (a 2 meses de terminar la carrera), con tanto cansancio y estrés me cuesta muchísimo trabajo dar motivos para estudiar medicina, porque creo que es la carrera no sólo más larga, sino la más dura, desde el primer curso hasta el último…compañeros de años anteriores decían que 6º era facilísimo y, al menos a mi y a mis compañeros de este año con los que he hablado del tema, nos esta pareciendo más duro de lo normal.
Por otra parte, cuando elegí medicina pensé que sería una carrera más práctica, y los dos primeros cursos no pisamos el hospital, y en tercero vamos sólo 1 mes. En cuarto, quinto y sexto vamos al hospital, pero hay asignaturas en la que la práctica se da en clase y no vemos al paciente de esa especialidad (por ejemplo: en dermatología). Cuando por fin llegamos a cuarto, curso en el que supuestamente tenemos todos los días 3 horas de practicas en el hospital, muchos días esas 3 horas se reducen a una hora y media, la hora y media restante nos la pasamos buscando al medico que nos corresponde para que se apiade de nosotros y nos enseñe algo de provecho, y algunos de ellos ni nos miran, por lo que mucho menos nos enseñarán. Antes de entrar en la carrera nunca imaginé que tuviera que ir detrás de un medico como pidiendo limosna para que me enseñe, y menos que me fueran mandando de unos a otros como si fuera una pelota. Menos mal que en alguna que otra practica encuentras no sólo a un buen médico, sino a una buena persona, que te trata igualmente como persona, te mira a la cara e incluso te llama por tu nombre, además te enseña todo lo que sabe y más y te deja actuar: hacerle la historia al paciente, explorarlo... Estos días son los que te vas contento a casa, te alegras de haber elegido medicina y te das cuenta de que hay médicos que son humanos (contigo y con todos sus pacientes) y que tú quieres ser como ellos. Para mi, aunque esos días han sido una minoría, son los que más he aprendido, no sólo de medicina, sino también de cómo relacionarme y tratar a los demás (como me gustaría que me trataran a mi), asignatura que desgraciadamente no dan en esta carrera y que veo fundamental. Así que cuando todo esto termine son los días y los médicos a los que siempre recordaré con una sonrisa en la cara, y a los que siempre les estaré agradecida.
Otra crítica que tengo respecto a esta carrera es que no nos evalúan nuestra capacidad como médicos, de relacionarnos con el paciente, de hacer buenas historias clínicaslo único que valoran en esta carrera es la capacidad de memoria que tienes, lo inteligente que eres, los exámenes son los que te hacen apto o no apto, da igual que seas el mejor en las prácticas, eso no te lo valoran. Yo entiendo que el examen es una parte importante, pero la practica es la otra mitad de esta profesión y, desde mi punto de vista, la más importante, porque si no sabes de memoria alguna etiología, diagnostico diferencial, fármaco para determinada enfermedad… siempre están los libros o Internet, y lo puedes consultar en cuestión de segundos (obviamente teniendo una base previa), pero si no sabes hacer una buena historia o tener buen trato con el paciente no podrás buscarlo en ningún libro ni salir del apuro en segundos. Por lo que deberían valorar la mitad de la teoría y la mitad de la práctica y no solo tener aprobada la teoría, también la práctica. (Creo que los mejores médicos no son los que han terminado la carrera con matricula de honor en todas las asignatura; hay muy buenos médicos que en la carrera no destacaban)
Por todo esto no diré los motivos para estudiar medicina, sino los motivos que en los malos momentos me han dado fuerza para seguir estudiando esta carrera: saber que hay personas que necesitan no sólo a un médico que le cure, sino a un médico que les escuche, que les entienda…y me gustaría ser yo esa persona que haga salir de su consulta a todos los pacientes con una sonrisa, quizás no todos ellos curados, por tener patologías no curables actualmente, pero si contentos de saber que su medico (en este caso, yo) ha hecho todo lo posible por ellos y que estará ahí para todo lo que necesiten.
Si algún día alguien me pregunta si le recomiendo estudiar medicina le contestaría preguntándole si le gusta la profesión (porque en la carrera, como en cualquier otra habrá cosas que le guste y otras muchas que no) y si esta dispuesto a darlo todo por esas personas que en un determinado momento le van a necesitar. Porque creo que para aguantar esta carrera y posteriormente la profesión es necesario que te guste mucho todo esto, para que en los momentos malos tengas un motivo para seguir adelante. Le diría que no lo hiciera por el dinero que cree que va a ganar siendo medico, si es por dinero que estudie otra carrera más fácil, más corta y en la que no esté en juego la vida de las personas. Que tampoco lo haga por seguir la tradición en su familia (en la que todos son médicos)…que si estudia medicina sea porque le guste y sea capaz de comprometerse con el paciente. PSR

¿Por qué quiero ser médico?

La verdad es que esta pregunta no me la llegué a hacer hasta que no entre en la carrera. Siempre he intentado ayudar a todas las personas que me rodeaban sin embargo nunca me había planteado el por qué debía de ser médico. Conforme iba formándome en la disciplina me iba dando cuenta poco a poco de la importancia de la profesión. No lo considero un trabajo más, sino que me lo tomo como una forma de vida. El médico se va formando poco, cualquier persona con buena memoria y alta capacidad de estudios podría realizar la carrera. Pero la pregunta que yo hago es la siguiente: ¿cualquier persona sirve como médico?. Mi respuesta para esta pregunta es que no, para ser un buen médico necesitas sentirlo y vivirlo constantemente. No se es médico solo en la consulta, el profesional debe estar dispuesto de ayudar a todo el que esta a su alrededor y en el momento que lo necesite. Esta iniciativa debe surgir desde su interior y no verse obligado a ayudar sólo por ser poseedor de la licenciatura.
Como ya he dicho de esto no fui consciente hasta que empecé la carrera y me di cuenta que el objetivo en mi vida no era el tener mucho dinero ni el de poseer un BMW con trescientos caballos en la puerta de mi casa, para mi supone mucho más ser de utilidad en la sociedad y poder ayudar a todos aquellos que lo necesiten. Creo que es la base de un buen médico y el objetivo que se debe perseguir. Le doy tanta importancia a este rasgo que cuando alguien viene pidiendo ayuda le trato siempre con la mejor intención posible sea quien sea, no tratando de diferente forma a diferente personas.
Creo que es la profesión más honorable a la cual se puede dedicar alguien. Cada día que pasa voy con la cabeza más alta y me siento más orgulloso de ser lo que soy. Me siento que puedo ayudar a todos los que lo necesiten, en definitiva es mi motivación diaria. Motivación sin la cual no podría haber llegado hasta donde me encuentro ahora mismo. Se que en la vida se toman decisiones acertadas y decisiones erróneas, en mi caso, el dedicarme a la medicina es lo mejor que me ha podido pasar. Por ello la pregunta es: ¿Qué hubiese sido de mí si no hubiese elegido esta carrera?. La verdad es que no encuentro respuesta a esta pregunta y tampoco me lo quiero plantear, ya que me encuentro feliz por esta decisión.
Hay personas que piensan que cada uno posee un destino determinado, no creo que exista un destino predeterminado, lo que sí pienso es que cada uno coge un camino en su vida dependiendo de su forma de ser. En mi caso he acertado con mi elección. El médico ser forja poco a poco, pero el buen médico además de los conocimientos ya nace con unos valores determinados en su personalidad para ejercer esta profesión. Se puede decir que el ayudar a las personas se lleva dentro, incluso antes de entrar en la carrera. El estudiar la licenciatura nos proporciona los conocimientos necesarios para prestar esa ayuda de un modo más eficiente.
Alumno 6º Medicina. Facultad de Medicina de Sevilla.

¿Por qué quieres ser médico?

He oído muchas veces esa pregunta y también me la he hecho muchas veces. Me resulta llamativo que si eliges cualquier otra profesión, los demás no suelen preguntar el por qué lo haces. Suelen pensar que es por que te gusta o por las salidas profesionales.
La pregunta que suele seguir a la primera es: ¿por vocación? Vocación nunca tuve, incluso en el momento de iniciar la carrera no lo tenía muy claro, (puede que me influyera el ambiente familiar). Ahora quizás tenga la respuesta, que no es algo que pueda explicarse de forma sencilla y mucho menos expresarlo de modo breve, aunque intentaré hacerlo.
Nunca he comprendido por qué sólo para Medicina te preguntan si es por vocación. Hay quien es biólogo por vocación, y hay quien es médico sin tenerla. Posiblemente la visión que la sociedad tiene de Medicina como profesión difícil y sacrificada, haga que externamente se piense que sólo es posible ser médico por vocación. Ciertamente, podría haber hecho otra carrera más corta, con más sueldo, con menos horas de trabajo y menos responsabilidades.
Realmente me di cuenta de lo que nos diferenciaba de otras carreras cuando empecé las prácticas en el hospital. Fue allí donde entendí las razones principales que me hacen realizarme como persona con el ejercicio de la medicina. Ver a los enfermos y su lucha por mejorar me impresionó. Aún más cuando fuera del hospital nos ahogamos en un vaso de agua y nos preocupamos por pequeñas cosas.
Sentir que con mi esfuerzo puedo curar o aliviar el sufrimiento de alguien me hace sentirme orgullosa. Creo que, si soy capaz de lograrlo, contribuir, aunque sea modestamente, a que el mundo sea un poco mejor mediante mi ejercicio profesional, me hará ser feliz siendo MÉDICO.
CGG

Mis motivos para estudiar medicina

Generalmente la gente que decide estudiar medicina es porque ha tenido vocación por ello desde pequeño o porque han tenido padres o familiares directos médicos y han vivido más de cerca lo que es la profesión y han sentido atracción por ella.
Pero mi caso no es ninguno de estos. La idea de estudiar medicina apareció en mi cabeza cuando empecé a cursar los estudios de bachillerato.
Siempre desde pequeña me había gustado ser maestra y me hacía mucha ilusión eso de enseñar a los niños, pero esto fue cambiando conforme fui creciendo y tuve que ir eligiendo distintas opciones de estudios y asignaturas.
Primero en cuarto de ESO, elegí la modalidad de asignaturas de ciencias porque aunque no tenía claro la carrera que estudiaría, pero me gustaban más las asignaturas de ciencias y además me ofrecían más posibilidades en el futuro para decantarme por una carrera u otra.
Después al empezar Bachillerato, ya tenía claro que me atraía la modalidad de Ciencias de la Salud y principalmente la biología era la asignatura que más me gustaba. Esta modalidad la escogí sin pensar en la carrera que haría posteriormente, simplemente era la modalidad que tenía aquellas asignaturas, las cuales me gustaban estudiar.
Durante el curso de 1º de Bachillerato, el orientador del instituto nos impartió una charla sobre las carreras universitarias, los módulos de formación profesional y las distintas salidas que existían tras el Bachillerato. Fue entonces, cuando empecé a plantearme realmente que quería ser en el futuro y a qué me gustaría dedicarme.
El orientador nos aportó información por escrito a cada uno de los alumnos de las posibles carreras que podíamos hacer según el bachillerato que estábamos cursando. Mirando está información “descubrí” la carrera de medicina, la cual nunca antes me había planteado.
Llegó 2º de Bachillerato y con él la presión por la selectividad y por tener que decidir que carrera escoger. Estaba muy confusa, sentía admiración por varias carreras; biología, medicina, odontología y fisioterapia. Además los consejos que me ofrecían mis familiares y personas de mi entorno aún me liaban más.
Fui pensando y reflexionando decidí que haría medicina, porque biología tenía pocas salidas profesionales, fisioterapia realmente, no sabía si me gustaba lo suficiente y antes que hacer odontología prefería hacer medicina porque tampoco tenía muy claro que la odontología me gustara. En cambio si elegía medicina, al tener gran variedad de especialidades, seguro que había más de una que me atraía y creía que era lo que más acertado.
Pero a mi dudosa decisión de estudiar medicina se añadieron varios factores negativos: la necesidad de sacar una nota alta en selectividad para poder hacerla, el tener que irme fuera de casa para poder estudiarla y vivir en una ciudad que no conocía, los comentarios y consejos de familiares y conocidos que no me aconsejaban medicina porque era muy sacrificado, muchos años, no estaba bien pagada, etc.
Finalmente decidí que pondría solución a mis dudas eligiendo medicina si la nota de selectividad me alcanzaba para ello y porque además pensaba que sería lo más acertado a pesar de lo que me habían aconsejado.
Ahora estoy ya en 6º de medicina, casi terminando y reconozco que en parte los que me aconsejaban tenían razón. Es muy sacrificada, me ha costado mucho esfuerzo y trabajo poder hacerla, también mucho sufrimiento y agobios. Pero creo que si retrocediera en el tiempo y llegara otra vez al día que tuve que realizar la solicitud para escoger la carrera, volvería a poner como primera opción medicina, porque realmente es lo que me gusta y a lo que quiero dedicar si es posible, el resto de mi vida.
Inmmaculada Macías Beltrán

¿Por qué estudiar medicina?

Ya no recuerdo bien el porqué quiero ser médico…
Recuerdo con 14 años, estar con mi familia en una cafetería de Bilbo, y mi madre preguntarme qué quería ser de mayor. Sin duda, impulsivo espeté: médico. Mis papis se miraron: si? Y eso? Me advirtieron que era duro, la carrera y la profesión, pero que ellos me apoyarían en lo que decidiese, y sabía fehacientemente que así seria. Pero me advirtieron de que ser médico no era fácil, que era mucha la responsabilidad, que lo eras en horas de trabajo y fuera de ellas, para conocidos, amigos y familiares, y que no estaba pagado con dinero. Y ellos lo saben porque ambos son médicos, son médicos felices. Cuando vieron que mi decisión estaba tomada y que en 4 años me embarcaría en la vorágine en la que me he metido finalmente, desde ese mismo instante en que me vieron seguro, decidido, todo fueron elogios para este arte que es la medicina. Todo fue ahínco, apoyo y motivación.
Esa responsabilidad solo puede ser pagada con la satisfacción personal y ajena que te ofrece la medicina, ese arma de doble filo que es el trabajar con la salud de las personas, pues es la satisfacción de uno la que precipita la otra. Es una labor multidisciplinar pues formaremos parte de un sistema engranado de profesionales, de los que no pararemos de aprender hasta el día de nuestra jubilación. Es un universo infinito,espacios inabarcables q se conectan entre sí. Lo que me resulta fascinante.Saber que nunca vas a saberlo todo, que siempre podrás aprender más y hacer lo mejor. Y que si te cansas de algo o se te queda chico, siempre te puedes pasara otra cosa. O ejercer tu oficio en otra dimensión, pues también es omnipotente. La salud y la enfermedad son omnipotentes, y por lo tanto la medicina. Así que hay lugares donde se puede ser médico y no llevar bata, o no trabajar en un hospital. Puedes ser microbiólogo investigador en la Universidad de Harvard, neurólogo en El Monte Sinai de New York, o poner goteros a enfermos de malaria en Mauritania, atender a niños de cólera con medios escasos y mucho coraje. Puedes ser medico de tu equipo favorito, o el medico de la ISS(Estación Espacial Internacional). O puedes serlo todo en una misma vida… De ilusiones se vive. Y si no fuese por esas ilusiones no estaría aquí. A punto de terminar y parece que no acabo nunca. Es ahora cuando me ha entrado la prisa. Yo nunca he querido terminar la carrera. Han sido los mejores años de mi vida, y tengo claro que no me puedo quejar. He conocido ciudades y gente maravillosa. He aprendido mucho, no solo de medicina, sino del entorno q nos rodea, de las personas, las familias, las relaciones, nuestro cuerpo por fuera y por dentro. Nuestra mente. He aprendido varios idiomas, he vivido en varios países,me he ido de beca un par de veces al extranjero, y creo que a pesar del esfuerzo me he privado de poco. Pero ahora si estoy cansado, parece que el últimosprint” es duro, y estoy asqueado de ciertas asignaturas atrancadas,profesores a los que no les resulto un alumno modelo y están empeñados en hacerme este final más amargo. Pero ya queda poco. Estoy motivado e ilusionado con los próximos proyectos. Y falta me hace pues el primero es estudiar mucho durante muchos meses para presentarme al MIR en enero del 2009… Bueno dejemos el tema que se me vuelve a olvidar porqué quiero ser medico.
Juan Cervera Serrano

Porque me gusta la Medicina

En el año 1997, con 14 años de edad tomé una decisión muy importante para mi vida: estudiar Medicina. No creo que hubiera una sola razón para elegir esta carrera, son muchas, pero en ese momento fue cuando me di cuenta de lo que quería estudiar; el detonante de mi decisión no lo diré, si quieres te lo cuento personalmente. Las razones son las siguientes:
  1. Porque me gusta la Medicina. En el colegio cuando daba clases de Conocimiento del medio, y veía temas de anatomía humana, fisiología, me entusiasmaban y siempre me “sabía a poco”. La cosa volvía a repetirse en el Instituto, y es cuando me decidí. Por supuesto no podía “dormirme en los laureles” si quería entrar en la Facultad de Sevilla, ya que la nota de corte era alta; me propuse alcanzar la nota y lo conseguí, afortunadamente. Una vez dentro de la carrera verifico mi hipótesis: Medicina es la carrera más bonita que existe. Las asignaturas, la teoría es bonita, interesante; pienso que es la aplicación más útil, humanitaria y comprometida que tiene la CIENCIA.
  2. Porque mi vocación es la tarea asistencial. Siempre he admirado la labor del buen médico: me parece una profesión entregada, bondadosa, inteligente y cuya finalidad es el bienestar de la gente. Un médico es un profesional imprescindible en cualquier sociedad, puede faltar el ingeniero, el economista, el periodista, el historiador, pero el médico no debe faltar nunca (aunque desgraciadamente ocurra en los países empobrecidos). La Salud es un bien preciado que la gente busca preservar y recuperar, y parte de esa ayuda la encuentra en el médico. Me fascina la idea de que muy pronto podré: Salvar vidas, traerlas al mundo, curar a gente enferma, aliviar los síntomas, acompañar en el dolor, en definitiva ayudar a la gente. Creo (egoístamente) que ejercer medicina va a ser para mí, la profesión que más satisfacciones me va a reportar. Y no pensaré aún en el sufrimiento, que también me producirá, para no arrepentirme precozmente…
  3. Porque en algo hay que trabajar. Todo lo anterior será muy bonito y todo lo que queramos, pero la realidad es que hay que trabajar para comer, "c´est la vie!" Quiero ser una mujer independiente económicamente, y por fortuna, la medicina está bien remunerada. Sinceramente, los honorarios no son los que me empujaron a estudiar esta carrera, porque aunque fuera menor la retribución de este trabajo, también la hubiera estudiado. Creo que he dejado clarísimo mi amor a la Medicina.
Por todo lo anterior, creo que he acertado en mi decisión, si no, el tiempo me lo dirá. Yo espero que toda la gente que estudie Medicina esté igual de enamorado que yo, y que seamos felices ejerciendo nuestra profesión. También quiero invitar a la gente que está indecisa para elegir titulación, que la carrera es muy bonita, dicen que es un poco dura, yo pienso que todo esfuerzo tiene recompensa, os animo a estudiarla!
Rocío Valverde Ortiz

Rompiendo tópicos

Yo no vengo de familia de médicos. Nunca he visto ejercer esta profesión a nadie cercano ni he tenido padrinos. No quería ser médico desde pequeña; de hecho, justo el día antes de escoger carrera tuve que decidirme entre matemáticas, filosofía y medicina, nada más dispar. Es verdad que siempre me había llamado la atención Médicos sin fronteras y el voluntariado que se va a países sin recursos sin más que algo de comida y un techo donde dormir. Pero supongo que yo estudié medicina porque a lo largo de mi vida ningún médico supo ser cercano a mí: ninguno me explicó lo suficiente, todo lo que yo necesitaba saber; ninguno me preguntó cómo me sentía ni cómo iba a repercutir en mí. Y más de uno, por supuesto, fue bastante arisco y antipático, sin mencionar la inherente superioridad que conlleva ser médico... Supongo que eso fue lo que me impulsó a hacer medicina, el querer cambiar las cosas.
Con respecto a mis intereses de niña, me encanta que no hayan cambiado. Sé que no sólo en esos países hace falta gente dispuesta a ayudar a gente (la redundancia es buscada) pero me alegro que estos 6 duros años no hayan disipado mi ilusión. Sí, ha sido duro; cuántas veces nos habremos preguntado "¿yo por qué no he hecho magisterio?", jeje. Pero... ¿quién no lo volvería a sufrir para llegar a esta ansiada meta?

¿Por qué estudio medicina?

Eso quisiera saber yo… Cuando pienso en cuales fueron las descabelladas ideas, cual fue mi maravilloso “razonamiento” científico, la terrible ocurrencia de poner “licenciatura en Medicina” en aquel fatídico papelito, no puedo decir exactamente que es lo que me enajenó, que es lo que me pasó por la cabeza en ese momento. Como se diría en el argot, fue idiopático, pero lo puse, y además lo puse convencido, ¡que es lo peor! Todo el mundo me preguntaba, ¿médico? ¿Y eso? ¿Estás seguro? Y yo, con semblante y buena cara, ponía esa típica sonrisa que pones cuando alguien te pregunta ¿Tu te acuerdas que es lo que hace el Na en el tubo contorneado distal, si el potasio aumenta? ¡Yo que siempre había dicho que quería ser veterinario! Cambio de un golpe de “boli” a los animales de 4 patas y que no se quejan, por los de 2, y que no paran de hacerlo. En fin, son de esas cosas que uno hace y no sabe por qué, pero que con el tiempo se alegra cada vez más y más.
Cuando uno entra en medicina entra con grandes expectativas, ilusión, ganas de ponerse pronto a diagnosticar, tratar, etc; y se encuentra con el maravilloso mundo del primer ciclo donde por lo menos a mí, eso de estudiarme 200 créditos de asignaturas inútiles, las cuales los más cerca que están de la medicina es cuando el profesor va al médico, me parece un poco absurdo. Son asignaturas validas si las entrelazaran con contenido practico, si las entrelazaran con el mundo médico real, y no pura teoría, puros créditos de relleno.
En fin, pero el tiempo pasa pronto amigos, ¿seis años? Puff, ¡pues si! Preguntarle a cualquiera, entras y cuando te quieres dar cuenta, ¡estas contando los créditos de libre que tienes que hacer a prisa y corriendo, para que te den el título!
Vuelvo a la pregunta, ¿por qué estudio medicina? Pues bien, ahora ya creo que si se responder, porque mientras escribía esto y recordaba los 6 años de estudios, practicas, amigos, cenas de navidad, cenas fin de exámenes, cenas pre-exámenes, … ¡El vello lo tenia de punta! He recordado la satisfacción que he sentido cuando he ayudado a alguien con mi bata puesta y me ha dado mil veces las gracias; cuando pienso en ser útil, en curar, en ayudar a una persona que lo necesita y ver en sus ojos la fe y la confianza que deposita en ti, eso es algo difícil de expresar. Supongo que por eso y por 1 millón de cosas que no puedo llegar a comprender quiero ser médico.
Yo creo que lo de ser médico es algo arraigado en el genoma, seguro que existe alguna translocación extraña en un gen que te hace ser de esta pasta, porque hay gente que desde que empieza a hablar dice que quiere ser médico y otros que nunca lo hemos dicho, pero que en el momento de decidir el bolígrafo se movía sin pensar, pienso que lo de ser médico es eso, algo que esta ahí, es como una energía que te impulsa, que te da aliento para aguantar 6 años de duros estudios, 6 años con practicas de Noviembre a Mayo, 6 años de exámenes, una semana si, y otra también, 6 años de duros esfuerzos con tus amigos y tu familia, pero que sé, que el día que este delante de mi paciente, me de la mano y me diga “gracias”, habrán merecido la pena. FRANCISCO JAVIER BARRIONUEVO SANCHEZ. H.U.V. VALME 6º MEDICINA. PROMOCION 2004/2010.

Porque aún sin encontrar motivos suficientes para el sacrificio, ha sido mayor el ¿impulso?, la ¿vocación?

Siendo sincera, jamás me plantee ser médico antes de entrar en el bachillerato, a mí me gustaba más la enseñanza, creo que siempre dije querer ser maestra….sin embargo, al entrar en bachiller, descubrí que podría hacer la carrera que quisiera porque no iba a tener limitación por la nota, y eso me hizo dirigir mis expectativas hacia carreras de renombre, medicina, arquitectura, aeronáutica…También influenciada, supongo, porque tengo varios familiares médicos, y aunque ninguno de ellos me aconsejó la carrera, yo solo les hacía una pregunta….si volvieras atrás ¿volverías a escoger medicina?...a lo cual no respondían…sólo sonreían, una sonrisa que me hizo decidir que seguramente merecía la pena el sacrificio que suponen seis años de carrera, otro para la preparación al MIR, cuatro o cinco de residencia….y luego buscar trabajo. Creo que hay que estar un poco loco para hacer todo esto, no es lógico, no merece la pena, desde el punto de vista racional….y sin embargo aquí estoy con una sonrisa en los labios y contenta de haber elegido esta locura. Contenta porque descubrí que me gusta tratar con los pacientes, porque la carrera me pone a prueba todos los días, porque me ha ayudado a conocerme, a aprender a aceptar no solo mis virtudes sino mis limitaciones, porque puedo ayudar a otros, y no es un tópico, porque también he descubierto que no me va a dar un gran prestigio ni mucho dinero y esto no supone un problema, porque aún sin encontrar motivos suficientes para el sacrificio ha sido mayor el ¿impulso?, la¿ vocación? .Solo sé que mi relación con la carrera ha sido una relación de amor-odio, pero si hoy me preguntas si volvería a escogerla……sonrío, ya me ha enamorado.

CARMEN REYES TEJERO

Porque Medicina?

Tal y como solicita le voy a ser totalmente sincero. Desde que era niño siempre dije aquello de quiero ser Médico, como podría a ver dicho bombero o piloto. Lo cierto es que nunca tuve escrúpulos en diseccionar insectos, incluso mi padre me regaló un buen microscopio para reyes. Mi ansia era el Saber, en el más amplio concepto de la palabra. Era la palabra. Era el niño esponja como decía mi padre. Con muy pocos años mi frase era ‘eso que finnifica?’, se puede hacer una idea de lo pedante y molesto que podía ser con 7 u 8 años. El tiempo pasa y ese gusto por el Saber se hace patente en la escuela con buenas notas y tal. Un buen día de 3° de ESO mi padre, que tiene una imprenta, saluda a un cliente que era de su pueblo y tenía una clínica veterinaria en mi barrio. El señor me invita el sábado a la ‘mañana de cirugía’ para estar de observador. Tras aquella experiencia le pedí volver el lunes para echarle una mano. Y así pase un año trabajando gratis todas las tardes como ayudante. Al comenzar 4° de ESO mi ’jefe’ me regala un curso de Auxiliar de Veterinaria y me empieza a pagar más como un abuelo que como un contratante. Adquiero responsabilidades, suturo, vacuno, biopsio ganado, atiendo partos de animales domésticos, etc... Mi nuevo objetivo..la Veterinaria. Aquello me fascinaba, me sabía y sé la anatomía de al menos 4 especies y con solo 16 años sabía y comprendía lo que era un peritoneo, había diseccionado animales de 20 kilos con órganos considerables y era técnico en Antidoping del Real Hipódromo de Pineda. El tiempo pasó y llegó el Bachillerato y con él mis grandes pasiones... la Química, la Física y la Historia. La Biología de bachillerato me resultaba de casi de niños porque había leído mucho sobre el cuerpo humano y la naturaleza. Pasa el Bachillerato, sin duda de mis años más divertidos y llego el momento de tomar decisiones serias. Papá quiero ser médico? o me gusta la veterinaria y las oportunidades laborales que me ofrece? Como imagina elegí papá quiero ser médico. No fue a lo loco. Era la multidisciplinariedad que buscaba. Física, Química, mi nueva pasión la Farmacología, Fisiología como lo máximo en mi curiosidad sin límite y otros campos que me gustan. Todo ello adornado con lo qué la idea de ser médico para un chico de 17 años significaba. El prestigio y la honorabilidad que conllevaba aquello.

Es curioso como esa última parte se pierde cada año que pasa. Cuanto inculto e insulso personaje se encuentra por nuestros hospitales. Hay médicos de todo tipo, como personas. Y estudiar una carrera con tanto ‘prestigio’ parece que no salva a la profesión de la popular expresión ‘hay gente para todo’. Poco a poco te vas desilusionando y tomando la idea de qué tú cambiarás todo eso, de que tu generación remodelará la profesión médica. Pero resulta que cada día eres machacado como estudiante por los profesores, sistema educativo, universidad y por supuesto también por compañeros. Cada día te apagas un poco, tu familia no entiende tu stress, casi no te puedes permitir una pareja y tus amigos curiosamente se acaban limitando a tus compañeros de clase. Que me queda decir después de todo esto tan poco ortodoxo y tan pesimista...Pues simplemente que mi único alivio son los pacientes y el Saber. Nunca dejaré de conocer cosas nuevas aunque no sean de medicina. Y para mi paciente yo seré, o esa será mi intención, un amigo, un consejo, una ayuda o todo lo que pueda hacer por él. Si no fuese por esto que le digo haría un par de años que habría dejado esta jaula de locos que es la carrera de Medicina y estaría en el campo curando vacas, estudiando Arquitectura, Química o arrepintiéndome por no estar donde estoy hoy. Por desgracia nunca lo sabré. Si seré buen médico? , que en esencia es lo que importa, pues sinceramente, y gracias a la docencia, no lo sé. Si lo dice mi expediente pues regular, si lo dice mi conciencia puede que bueno y si lo dice mi abuela pues el mejor del mundo. La verdad que a estas alturas poco criterio sobre mi mismo me queda. Espero que el MIR sea un aire nuevo en todo esto y la motivación nos la devuelvan ya que parte de la juventud nos la han robado sentados en una biblioteca.

En cuanto que haré...pues la empatía no es mi punto fuerte y lo sé. No soy buen psicólogo y hablar de cosas personales me incomoda, poco cariñoso y poco comunicativo. De algún modo inteligente y de pensamiento rápido. Funciono bien bajo presión y soy de nervios templados. Me gustan las especialidades médicas pese a mis inicios quirúrgicos, y mi especialidad por todo esto creo que es la Medicina Intensiva. Nadie me la recomienda, graznan y me dicen aquello de ‘te quemarás’ y yo digo que arderé feliz. Aunque sabemos que incombustibles haberlos haylos, sabe a quien me refiero. Con todo esto me despido y espero entienda el texto de la mejor forma. Para escribirlo he reflexionado un buen rato y no le mentiré diciendo que no he sonreído. Espero que le sirva también para reflexionar, y por supuesto para sonreír.
Isaac Peña.

La vida del estudiante de medicina no es como la de cualquier otro estudiante

Empiezo por decir que tal vez no sea el mejor momento para hacerme la pregunta de por qué ser médico. Mi respuesta en este mismo instante es" NO LO SE", aunque tampoco se lo que haría si no estuviese haciendo medicina.
Aún soy alumna de 6º, y aunque se diga "ya eres casi médico" esa no es mi percepción. Creo que aún me queda mucho camino por recorrer, si bien es cierto, que no tanto como el que ya he recorrido.
Parece que fue ayer mi primer día de facultad, tengo que decir que para mi fue algo diferente a lo general, yo sí conocía a algunas compañeras y me reencontraba con alguna antigua amiga. A diferencia de la mayoría de la gente, para mí los tres primeros cursos de medicina fueron los mejores de mi vida, sin lugar a dudas. Cierto que no es la medicina que uno espera, pero para mí fue mucho más...; fue empezar a vivir en todos lo sentidos.
Estudiaba sin más, como lo venía haciendo toda mi vida, aún el futuro quedaba lejos, reconozco que no pensaba en la finalidad de mi esfuerzo, tan sólo había que llevar el curso hacia delante aprobando (entre Junio y Septiembre), y disfrutando de las salidas con mis compañeros.
¿Qué sucedió en años posteriores?
Creo que no fue más que lo que tenía que pasar; en 4º la clase se separó y cada uno eligió un hospital; esto es un punto de inflexión para el estudiante de medicina, y cómo no, también lo fue para mí. Muy lejos de que me ilusionara mucho más, en mi vida comenzó un período de decadencia:
  • Empezaba la "verdadera medicina": muchas horas de estudio, siendo consciente de la realidad que se avecinaba.
  • Aún quedaban muchos años por delante de injusticias que vería, eso sí, con ojos cada vez más cansados.
  • Miedos, decepciones, fracasos... (tanto en lo profesional como en lo personal).
Eso sí, permitidme un consejo: ante todo lo que viváis a lo largo de la carrera, que será mucho, bueno y menos bueno, luchad por aprobar para obtener el título, que es a por lo que vinimos.
Yo aún sigo esta labor, porque ése es mi objetivo. Ahora bien, no os puedo decir cuan maravillosa será la vida del médico, porque aún no lo soy. Sí puedo deciros que la vida del estudiante de medicina no es como la de cualquier otro estudiante, pero hay algo que no que no cambia; la vida pasa para todo el mundo igual, y cuando miro hacia atrás sólo me arrepiento de aquellas cosas que no hice o por las que no luché.
Ni aliento, ni desanimo a nadie a ser médico, sólo puedo decir que hagáis lo que hagáis aprovechéis los buenos momentos y tengáis un sueño por el que luchar en los malos.

¿Por qué estudié medicina?

Mi interés por la Medicina no es desde siempre, es decir, de pequeña no recuerdo que quisiera ser médico, creo que quería ser peluquera o veterinaria como todas las niñas. Mi interés comenzó cuando tenía 16 o17 años ya en el instituto pero a pesar de todo dudé porque me gustaba mucho las ciencias, las matemáticas y la química sobre todo, por lo que barajé la posibilidad de estudiar alguna ingeniería.

Aunque mi duda duró poco, porque lo que si tenía muy claro era que no quería pasar mi vida trabajando delante de un ordenador, sino que me veía más bien trabajando con personas. Todo lo relacionado con las ciencias de la salud si me ha gustado siempre, quizás influenciado por mi madre, que es enfermera, por lo que siempre se han tratado esos temas en casa.

De la misma forma que hay personas a las que le repugna entrar en un hospital, a mi desde siempre me ha producido buenas sensaciones, recuerdo que cuando iba a ver a mi madre a su trabajo veía a los médicos y me gustaba. Supongo que es esa atracción que cada uno siente por lo que le gusta.

De este modo, en bachillerato ya si tenía claro que mi camino iba dirigido a trabajar con personas y en algo relacionado con la salud, por lo que lo que más se adecuaba a mis preferencias era estudiar medicina. Sin embargo, la elección de la carrera para mí no fue algo tan racional y tan fríamente pensado, sino que elegí Medicina porque me movía una inquietud fuerte hacia ello. Era consciente de que era una carrera larga pero en ningún momento eso me hizo plantearme otra cosa, tenía sólo 18 años y 6 años de carrera eran muchos menos que todos los que me quedaban por delante.

Así, llegué a la facultad de medicina cargada de ilusiones, aunque suene un poco cursi, pero así era. Los tres primeros años fueron un poco decepcionantes, muchas horas estudiando asignaturas que en nada se parecían a lo que yo me había imaginado y tres años sin ver y sin saber siquiera lo que es un paciente. Éstos fueron años en los que a mi se me olvidaba por qué había empezado realmente a estudiar Medicina, aunque de vez en cuando siempre venía algún pensamiento positivo o alguna situación que me animaba a seguir (mi madre ha sido una gran motivadora en este sentido y sin su apoyo incondicional ésto no hubiera sido posible "gracias mamá" jeje).

Después, en cuarto, llegué a Valme y todo cambió, empecé a estudiar asignaturas que ya si se parecían a la medicina que yo me imaginaba, pero sobre todo, lo mas grande que me ocurrió es que empecé a estar en el hospital dónde he encontrado a mucha gente muy competente que me han enseñado con dedicación (otros no tanto, pero prefiero quedarme con lo bueno y sobre todo gracias a los residentes), especialidades que me gustan y a muchos pacientes agradecidos que necesitan consuelo y comprensión. Es esto último lo que definitivamente me ha motivado y supongo está costruyendo y afianzando eso que se suele llamar "vocación".

Ahora me encuentro a punto de terminar la carrera, me parece increíble que los años hayan pasado tan rápido, mi concepto de la medicina ha ido cambiando y ha ido madurando, y ahora mismo estoy segura de que no me equivocado al elegir, que ser médico es la profesión más bonita del mundo (como una vez me dijo un profesor que me enseñó mucho y me llegó al alma) y que voy a ser feliz trabajando en ello, con los pacientes los que me hacen disfrutar, me emocionan enormemente y me hacen sentir realizada.

En cuanto a la especialidad aún no lo tengo del todo claro, lo que si sé es que lo que realmente me gusta es el trato, el contacto humano, por tanto sé que voy a ser más feliz en una especialidad médica que en una quirúrgica por lo que casi seguro será mi elección.
Soy consciente de que ser médico no es la panacea, me reportará satisfacciones pero también habrá momentos de desasosiego, sin embargo, ahora tengo las mismas ilusiones que al principio, quiero acabar ya la carrera y ansío aprender de verdad, con los pacientes y no con tanto libro. Sé que me queda un largo camino y mucho que aprender pero lo empiezo con emoción, con ganas, con fuerzas.

Por último decir que creo que las inquietudes, las ilusiones, la capacidad de emocionarse con los pacientes es lo mejor que tenemos los que estamos empezando en esto, y que yo,al menos, trabajaré para no perderlo o perderlo lo menos posible. Y es que una de las cosas que me gustaría es que cuando sea vieja, sea una de esas médicos enamoradas de su profesión, comprometidas y que disfrutan de verdad con lo que hacen. Sé que mis pensamientos son platónicos, pero ¿acaso no es posible? Y si no lo son ahora, ¿cuándo lo serán? Ana Malvido García. 6º Valme

¿Medicina? Es una locura!!!!!!!

La verdad es que no se cual fue el momento de mi vida en el que decidí estudiar medicina, solo sé que cuando la gente me preguntaba ya lo tenía claro quería dedicarme a esto, dedicarme al arte de la medicina.

En el instituto, hablando con el orientador me dijo que estaba loca, que era una carrera difícil, que nunca dejaría de estudiar, que tenia que trabajar mucho para poder entrar y que después los médicos no estaban valorados, todo eso no me importó, le dije que no me gustaba otra cosa, que no quería hacer otra cosa con mi vida, quería ser médico, quería esa locura. Y lo hice, estudié duro en bachillerato, y en selectividad y conseguí llegar a Sevilla, dejar mi pueblo, mi casa, todo por el sueño de ser médico.

Una vez en la carrera empiezas con mucha ilusión, y pasan los años, y cuando menos te lo esperas estas en el hospital, en tercero, con tu bata blanca y viendo a los pacientes, te interesas por ellos, por sus problemas y te sientes útil. Recuerdo la primera vez que un paciente me llamó doctora, y en ese momento me di cuenta que los pacientes ponen toda su confianza en los que ellos llaman doctores, les entregan su cuerpo, su alma, todo, y eso me hizo afianzar aún más mi vocación.

Y siguen pasando años, y ya estoy en quinto con la misma ilusión que le primer día, pero con los años también te das cuenta que la medicina no lo puede todo, que hay veces que hay que consolar, más que curar, pero de la misma manera aunque no se cure te sigues sintiendo útil. Se que no soy Dios, pero sé que con su ayuda podré ser algún día una buena medico. Pilar Pérez

La medicina es mucho más que una carrera

Cuando era pequeña decía que de mayor quería dedicarme a ayudar a las personas y esto me llevó unos años más tarde a decir que quería ser psicóloga. Con los años te das cuenta que los problemas son obstáculos que se presentan en la vida de toda persona y que la solución no es siempre posible ni suficiente, pero lo seguro y que nunca falla es tener alguien que te de su consejo, su apoyo y que te escuche.
Llegué a bachillerato y sentí una gran admiración por la biología, me fascinaba la parte del cuerpo humano, de los bioelementos,…y empezaron a invadirme ciertas dudas que no entendía por qué asaltaban a mi cabeza, del tipo de ¿por qué si me duele cualquier parte del cuerpo y me tomo una misma pastilla se me quita el dolor? Todo esto junto con mi pasión por hablar, escuchar y dar consejos a las personas eran el centro de mi inquietud con 18 años.
Se acercaba el fin de curso, de la boca de los profesores se repetían cada día varias veces las palabras "selectividad,” “universidad” y “adultos”. Hicimos un test de esos de orientación para saber la carrera que elegir. Los resultados se recogían en el despacho de la orientadora. Llegué con mi cabeza llena de ideas mezcladas y los resultados me decía que cogiese una carrera del área de la salud, como enfermería o medicina. Llegué a mi casa asombrada “mamá, mamá mira lo que me dicen los resultados del test de orientación”. No sabía cómo incorporarlo a mi esquema mental, ya que desde pequeña quería ser psicóloga para ayudar a los demás o profesora para enseñar a los demás.
Fueron largos meses de “quebraderos mentales”, agobiada porque todo el mundo tenía claro en lo que se iba a meter, lo que quería ser de mayor.
No paraba de pensar, ”las enfermeras son las que pinchan y a mi eso no me gusta. Y médica no podía ser, eso sólo lo estudian los hijos de médicos y que tienen un alto poder adquisitivo”.
Pensaba que el médico era la persona más sabia del mundo, cuando me ponía enferma e iba al médico creía estar a salvo, “él lo sabe todo y me va a poner buena”, “da igual lo que le pregunte que siempre lo va a saber”.
Hice selectividad, me dieron las notas y ya tenía mi media para elegir carrera, y aún no tenía nada claro. Pero tras mis muchos análisis de autorreflexión me di cuenta de que medicina era la carrera perfecta, tenía parte de biología que me fascinaba y a la vez tenía esa parte humana que siempre me había gustado de ayudar a las personas, de entenderlas y sobre todo de estar al lado del que te necesita, porque la enfermedad es algo que le preocupa a todo ser humano y la simple compañía te hace sentirte seguro como un niño entre los brazos de una madre; el tan sólo hecho de que un médico te escuche te hace sentir bien y te hace sentir humano, porque no podemos olvidar que lo que nos diferencia de los animales son los sentimientos y el sentirte querido y escuchado es lo que más feliz hace a una persona.
Pero, ¿cómo iba a ser yo médica?, no me lo imaginaba, no iba a ser capaz, no iba a llegar. Mis sentimientos eran tan ambiguos que me bloqueaban, por un lado me llenaba de ilusión pero por otro lado me daba miedo no ser capaz. Decidía hablar con mis padres y explicarle todas mis dudas y la angustia que tenía y ellos me dijeron que si me gustaba que me metiese en medicina, que no tuviese miedo, que ellos me iban a apoyar pasase lo que pasase y entonces decidí meterme en medicina.
Ahora estoy en sexto a cinco asignaturas de terminar la carrera y puedo decir que es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
La medicina es mucho más que una carrera, es el centro de tu vida, donde el ser humano y sus preocupaciones son el elemento principal y de lo que emana todo lo demás. El ser médico implica mucho más de ser un profesional, es una carrera que te exige mucho esfuerzo y trabajo personal pero a la vez te da las satisfacciones más grandes que pueda experimentar una persona. Una experiencia que recuerdo con los vellos de puntas y los ojos llorosos fue en quinto de carrera cuando fui a hacerle una visita a un paciente terminal y a su mujer, estuve hablando con ellos unos 20 minutos, dejando que la mujer me contara, que me cogiera la mano y que me abrazara y cuando me despedí me dice “gracias, no sabes cuánto bien acabas de hacer”, esa frase se me quedó grabada en mi mente porque no entendía lo que había hecho, no comprendía lo que aquélla mujer me dijo entre lagrimas y abrazos. Ahora sé que el médico no solo cura por sus conocimientos científicos, sino que la sola presencia y escucha es la mejor medicina.
El miedo que tengo es la deshumanización que está teniendo la medicina, cada vez hay más aparatos, más ordenadores, más tecnología, pero nunca debemos perder la esencia de lo humano.
Por eso, a la pregunta de ¿por qué estudiar medicina?, sólo puedo contestar que para SENTIRTE HUMANO Y AMADO. A.B.T. Febrero 2010

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