Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Cuando la gente me pregunta si le aconsejo que estudie medicina, siempre digo lo mismo: sigue a tu corazón, sigue tu instinto

Me llamo Bárbara, yo soy de Brasil, he estado en Sevilla durante seis meses estudiando en su Facultad de Medicina a través de un intercambio interuniversitario. Por lo general, los que eligen estudiar medicina, o lo saben desde niños, o tienen una fuerte influencia en su vida de personas de su entorno que son médicos. Pero en mi caso, no fue ni por ninguna de estas razones. 

Me faltaba un año para terminar la escuela, y necesitaba inscribirme en un concurso, y en esta tuve que elegir los estudios que me gustaría hacer en la universidad. Una elección hecha en la fase más turbulenta y llena de dudas de la vida de una persona, la adolescencia, y en la que se decide a lo que te vas a dedicar todos los siguientes días de tu vida, durante los próximos 50 años.

Honestamente, no tengo clara la razón que me hizo elegir la medicina. Podría escribir que elegí ser médico porque me gusta ayudar a la gente, o porque me gustaba la biología en la escuela. Podría escribir que fue porque mis padres me han animado mucho, pues a ellos les gusta mucho esa profesión, aunque ninguno de ellos es médico. Podría escribir que he optado por la medicina por la rentabilidad financiera que ofrece. Creo que todas estas razones mencionadas anteriormente han influido en mi decisión.

Pero hay una razón que es la más importante de todas, seguir mi propia intuición. Cuando pensé en las diferentes opciones de carrera que tenía para elegir, la que me dio la sensación de "tener mariposas en el estómago", fue la medicina. Una sensación increíble. Sólo podría ser esta mi profesión. Tuve que estudiar dos años para poder ingresar en la universidad, y cuando todo se puso en marcha fue una fiesta. Me desmayé en la primera vez que vi la sangre y me sentí mal muchas veces después. Qué decepción. Pero al igual que todas las demás dificultades, se pueden superar. Estudio casi todos los días, no todos, porque tengo otras cosas y personas que son demasiado importantes en mi vida. Tengo clase todos los días, por la mañana y por la tarde. Me gustaría más tiempo con mis amigos y con mi novio. Me gustaría compartir más tiempo con mi familia. Sin embargo, la medicina requiere una dedicación extrema.

¿Sí alguna vez he pensado en dejar la medicina? No, nunca. La medicina ya es parte de mí, y yo soy muy feliz de poder ejercerla todos los días, desde hace tres años, hasta que Dios me lo permita. Cuando la gente me pregunta si le aconsejo que estudie medicina, siempre le digo lo mismo: sigue a tu corazón, sigue tu instinto, así la posibilidad de arrepentirse es mucho menor. Pero si alguna vez has pensado en esta posibilidad, seguro que "algo" de la medicina te encantó, y sí ese “algo” te hace pensar de otra manera, trata de deshacerse de este "algo", porque la medicina es maravillosa, es magnífica.

Barbara Zen, estudiante brasileña de Medicina en la Universidad de Sevilla. 

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