Desde siempre, las asignaturas que más me han gustado y mejor se me han dado han sido la química y la biología, por lo que siempre tuve claro que mi rama de bachillerato era la sanitaria. En el bachillerato tuve un magnífico profesor de biología que me encandiló con sus clases y me aconsejó y ayudó en la elección de medicina. Pienso que por muchos malos momentos que esta carrera me ha dado, el estudio de nosotros mismos, el llegar a comprender cómo funcionamos o qué es aquello que no funciona correctamente y poder llegar a solucionarlo es algo impresionante y maravilloso, y no hay nada en este mundo que despierte la misma curiosidad en mí. Y ya en tercero y sobre todo a partir de cuarto, cuando entras en el hospital y ves la práctica de lo que has estado estudiando y que lo que lees en los apuntes o en el Harrison se convierte en una persona con un problema y que gracias a que hay gente que antes que yo ha estudiado medicina y es médico lo puede subsanar o ayudar a sobrellevarlo lo mejor posible, es algo que para mí es insuperable.
Han sido unos años duros, en los que por momentos, he llegado a perder la ilusión por diferentes circunstancias, pero ahora que se acerca el final y que por fin voy a ser médico, pienso que todo ha merecido la pena.
Alumno de la Facultad de Medicina de Sevilla.
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