Mi relación con la medicina no se inició por ningún tipo de “herencia familiar”, si no con algo tan sencillo como ver una serie de dibujos animados como “La vida es así “y acribillar a preguntas a mis padres acerca de todo lo que veía en esa serie y me interesaba. Viendo mi interés, me regalaron un maletín de médico de juguete. A partir de aquí, se puede decir que continuó mi interés por la medicina.
A lo largo de los años, se fue definiendo ese deseo de querer estudiar medicina. Recogía no sólo los conceptos de Ciencias de la Salud que tanto me había interesado, también poder ayudar e intentar mejorar la salud o padecimientos de los demás desde la profesión que me gustaba.
Si, eso de “ayudar a los demás” y “salvar vidas” queda muy ético de cara a la galería y en mi mente de 18 años. Pero a día de hoy, tras cinco años y medio de estudio, te das cuenta de que estudiar Medicina y ser médico no es solo dos frases bonitas, propias de concurso de Miss Universo. Es mucho más: Es saber escuchar al paciente y a la familia, y no limitarte a escribir una Historia Clínica en un ordenador, disfrutar de la primera vez que te enseñan a lavarte en quirófano, hacer un tacto rectal o auscultar a tu primer bebé . No es solamente aprenderte la etiología, el diagnóstico y el tratamiento y decírselo al paciente como si del Harrison se tratara, he aprendido a que hay que coger papel y bolígrafo, pintarle una técnica quirúrgica y explicárselo.
Puede que a veces, no haya tenido las mejores prácticas, que a veces nos limitemos a seguir a los médicos por los pasillos y que en estos años nos hayamos encontrado médicos a los que no nos queremos parecer y otros que serán nuestro referente a seguir. Si hemos sabido aprovechar y disfrutar los buenos momentos, realmente compensa y merece la pena esta carrera tan sacrificada.
No creo que haya solo motivos para querer empezar a estudiar medicina, hay motivos para querer continuar, seguir estudiando y ejercer la Medicina. No vale la pena continuar sin una motivación. No sólo me alegro de que me gustara en el momento de decidir, si no que a día de hoy me siga gustando.
Hoy, ya en 6º y a menos de 5 meses de graduarme puedo decir que no me equivoqué eligiéndola.