Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Para mí ser médico es una forma de ser, de preocuparte por los demás, de tener una oportunidad de ayudar a otras personas cuando más lo necesitan, de que tus conocimientos puedan serles útiles a alguien.

Después de tantos años de carrera cuesta un esfuerzo poner mirar atrás para recordar que nos ha llevado hasta aquí. La verdad llegado este punto parece que ha quedado olvidado, aunque realidad, cada uno lo lleva interiorizado sus propios motivos, su propio transcurso de años de estudio, o valores que espera alcanzar en la profesión de médico. Y yo ahora estaba contenta de  haber llegado a la parte final, de cumplir una meta, tengo que rememorar no sé ni por dónde empezar.

Aparentemente algunas personas dirán que desde anteriormente a lo que yo recuerdo, pero para mí parte de otro punto más lejano,  parte desde mis quince años, lo tenía más que claro, quería estudiar Medicina.  Lo tenía decidido, es más era el único futuro que veía en mi camino, así que me puse manos a la obra, cambie de instituto, me apunte a clases particulares, y todo para llegar la ansiada nota de corte.

Después de conseguir acabar satisfactoriamente la selectividad, quedaba la época de las inscripciones, y llego final de agosto y aun no tenía respuesta de ninguna de todas las universidades del país, solo enormes listas de espera de suplente numero quinientos. Pero bien con mucha paciencia y algo de suerte entre en una las universidades, que tenía en mente y no muy lejos de mi ciudad.

La verdad no sé si mis motivos una vez finalizada la carrera se parecerán en algo a aquellos que me llevaron hasta aquí. Desde pequeña siempre he  sido muy observadora y he tenido curiosidad por aprender todo aquello que me fuera nuevo o desconocido. Uno de mis dibujos animados preferidos era precisamente ”El cuerpo humano”,  y me doy cuenta de que las cosas no han cambiado mucho desde entonces, me sigue encantando estudiar el funcionamiento del cuerpo humano.

Me gusta porque es una ciencia dinámica, dónde siempre hay nuevas retos, investigaciones y descubrimientos, dónde se trabaja cada día para conseguir avances en el tratamiento y el cuidado de los pacientes, dónde se intenta mejorar en la calidad de vida de las personas.

Para mí, medicina es una carrera de tantas que pude haber escogido, una profesión de tantas, como tantas personas hay en el mundo, y no creo que por muy médicos que todos seamos,  nos comportemos igual en una consulta.

Para mí ser médico es una forma de ser, de preocuparte por los demás, de tener una oportunidad de ayudar a otras personas cuando más lo necesitan, de que tus conocimientos puedan serles útiles a alguien. Es más que tener una memoria de elefante, que es capaz de retener un número indefinido de conceptos y porcentajes. Es ser empático con los demás y saber cómo tratarlos y saber lidiar con sus problemas, como te gustaría que se comportaran contigo.

Para mi esta es la única forma de hacer medicina que se me pasa por la cabeza, y cuando observo otras formas que no se acercan a lo que yo siento que debe de ser, es cuando se convierte en una forma de trabajo como otra cualquiera.

Alumna de 6º curso de Medicina del Hospital Universitario de Valme. Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla.

Los motivos que te llevan a elegir esta carrera son las ganas de ayudar, de ser útil a la sociedad y a los demás, y vivir cada día aliviando el sufrimiento y enfermedades de los otros. Pero todo sería mucho más fácil si siempre tuviésemos estos motivos presentes.

La motivación de un estudiante de Medicina es una auténtica montaña rusa a lo largo de la carrera en la Universidad y supongo que a lo largo de la carrera profesional una vez terminados. 

Los motivos que te llevan a elegir esta carrera son las ganas de ayudar, de ser útil a la sociedad y a los demás, y vivir cada día aliviando el sufrimiento y enfermedades de los otros. Pero todo sería mucho más fácil si siempre tuviésemos estos motivos presentes.

Esa es la teoría, creo que muchos entramos aquí por esas razones o similares, el caso es que a lo largo de los 6 años, esos motivos se olvidan muchas veces y cambian. De la ilusión del recién llegado alumno de Primero se pasa al cansancio del primer ciclo del alumno de Tercero, que vuelve a cargarse de ilusión cuando por fin llega al hospital en Cuarto, pero que poco a poco se va cansando en esta carrera de fondo. 
Lo más importante es sin duda no perder de vista la meta, tener siempre presente aquello que te motivó a entrar, tener claro que si no estuvieras en esta Facultad, no te verías en otras; porque por mucho cansancio y sacrifico que se pase, creo que vale la pena, y por más que muchas prácticas te defrauden por culpa de algunos médicos que no te echen cuenta, los pacientes siempre estarán ahí encantados de que les hagas la historia clínica, porque un rato de charla con los estudiantes a veces les da la vida.

Además, a lo largo de la carrera descubrirás que se pueden hacer las cosas mejor, que se puede mejorar el trato a los estudiantes, que la Medicina se puede enseñar mejor, que se puede motivar más a los futuros médicos para que sean excelentes en su profesión. Esto te motiva aún más a seguir en tu camino, llegar lejos y cambiar lo que no te ha gustado, para que las promociones que vienen detrás puedan disfrutar de una Medicina todavía mejor.

Por eso, después de 6 años, aunque esté cansado de estudiar, si tuviese que volver atrás, volvería a elegir la carrera, porque creo que invertimos 6 años en una carrera que nos va a devolver lo que le hemos dado con creces y porque mi relación con la Medicina no ha hecho más que empezar.
Alumno 6º curso Medicina Hospital Universitario Virgen de Valme. Facultad de Medicina de Sevilla. 2013-2014.

Un médico no nace, sino que se hace. Se hace bajo el deseo de evolución, de luchar contra las enfermedades y los males y en medida de lo posible retrasar la propia muerte.

Nunca he sido muy consciente del camino que me ha traído hasta aquí, pero sin embargo aquí estoy, a punto de terminar uno de los retos más importantes de mi vida.

Digo que estudiar medicina se ha convertido en un reto porque así lo he sentido yo. A pesar de lo que los ajenos pueden pensar, las horas de estudio no son lo peor, como tampoco lo son la sangre, las colostomías o los sondajes vesicales. Lo peor sin duda que me he encontrado a lo largo de este camino ha sido el enfrentarme cara a cara a la muerte, esto que parece un tópico, fue una experiencia que jamás voy a olvidar en mi vida y quiero compartirla:

El primer día de prácticas de patología médica, una asignatura que se imparte en el curso de tercero, subí a la tercera planta de Hospital Virgen Macarena. Me había tocado con uno de los mejores médicos de prácticas según decían y yo no sabía muy bien a qué se referían al decir aquello. Sin embargo pronto lo descubrí: un día pasando planta junto al médico él me advirtió: “esto es tan básico en la formación de un médico como lo es saber los valores normales de una gasometría”. Entré en la habitación y allí contemplé varias enfermeras y como unos familiares lloraban y otros se abrazaban. Al llegar a la paciente permanecí al lado del médico temeroso de lo peor. Sin embargó la paciente vivía, pero no por mucho tiempo más. Comprendí el concepto de limitación del esfuerzo terapéutico que tanto habíamos estudiado en los apuntes. Y allí fue entonces donde vi morir a un paciente al que le había llegado su hora.

He querido contarlo porque el hecho fue algo que me marcó profundamente. Aprendí dos cosas aquel día: que la muerte no es un proceso pasivo en el que el cuerpo muere sin más, sino que lucha por la vida y que no me había equivocado en absoluto en elegir aquella carrera. Ahora creo que un médico no nace, sino que se hace. Se hace bajo el deseo de evolución, de luchar contra las enfermedades y los males y en medida de lo posible retrasar la propia muerte.

Morir es Final, The End, Game Over. Saberlo me da fuerzas para seguir, para intentar hacer feliz en la medida de lo posible a aquellas personas que me necesiten, conocerles, enseñarles, aprender de ellas, socorrerlas, mejorarlas y cuando llegue ese final sentirme orgulloso de lo que soy y he sido.

Alumno de 6º 2013-2014 de la Facultad de Medicina de Sevilla. Hospital Universitario de Valme. 

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