Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Mamá quiero cambiarme de carrera. Quiero estudiar medicina.

Mis primeros lazos con esta hermosa palabra empezaron en el armario de los medicamentos, en el baño de mi abuela. Una especie de caja fuerte donde nadie osaba poner sus manos sin su consentimiento explícito. Fue allí donde empecé a preguntarme el por qué de esas burbujas blanquecinas que producía el agua oxigenada al contacto con las heridas de la pierna de mi hermano.
Sí, creo que fue allí donde empezó todo.

Más tarde me salieron granos en la cara y pelos en los huevos, como a todo el mundo supongo. Nunca se me dieron bien los números, y mis dedos, hartos de sumas estúpidas, dan fe de ello.
No creo que la biología y las ciencias me gustasen como tal por aquellos 18 años, pero creo que sí que me interesaban o me atraían más que cualquier otra cosa. Por aquel entonces tocaba escribir tu futuro con un boli “bic”, en unas 3 líneas; pero tu futuro por orden de preferencia, primero tu sueño principal, luego tus frustraciones o sueños secundarios y por último tus fracasos. Podías echar en varias universidades, así que podías tener muchos sueños si querías.

Yo decidí que mi sueño principal era ser médico. Sin embargo me sabía de memoria el cuento de las frustraciones y los fracasos; y los había muy gordos, así que, listo de mí, me dije a mi mismo que no me hiciera ilusiones, que no soñara demasiado no vaya a ser que no pueda conseguirlo… mal plan.

No recuerdo qué día de septiembre de no quiero recordar qué año empecé a estudiar Fisioterapia en Zaragoza con la esperanza más o menos oculta de que la nota de corte “corriera” hasta alcanzar mi sueño.
Nunca lo alcanzó. Y mi sueño seguía encerrado en el armario del baño de mi abuela. Allí había decidido esconderlo, era el sitio perfecto.
Mi plan no había salido como yo esperaba. De hecho aquel cuento de las frustraciones y los fracasos, aquel que me sabía tan bien, lo estaba viviendo en mis propias carnes. ¿Era una puta broma o qué? Yo me sabía aquel cuento de memoria, pero ¡tomé precauciones!: No me había ilusionado, había guardado mi sueño en lugar seguro, donde ni yo pudiera encontrarlo.
Como digo, fue un mal plan. Mi maldito sueño salía a sus anchas del armario cada vez con más frecuencia, así que me cansé y acepté mi cobardía.
- Mamá quiero cambiarme de carrera. Quiero estudiar medicina.
- ¿Qué dices hijo?, espera que no te oigo.
- ¡Mamá! ¡Que quiero estudiar medicina!

Y el 30 de septiembre de 2009 empecé a estudiar esta carrera.
Desde entonces han pasado cinco años. Cinco intensos años. De momento he aprendido muchas cosas, muchos conceptos nuevos, muchas palabras, muchos temas, ideas… muchas horas delante de los libros. Muchas de ellas innecesarias.
Un señor que sabía un montón dijo una vez que estudiar la medicina sin libros es cómo salir a navegar sin mapas, pero estudiarla sin pacientes es cómo no salir a navegar nunca. Y allí es donde me encuentro ahora mismo; dando saltitos en el embarcadero esperando a que alguien me enseñe de verdad que es eso del mar.
La medicina es preciosa. Por suerte esto es lo que sigo pensando tras casi 3 dioptrías de más y unos codos “pelaos” donde el vello desiste ya en volver a nacer en vacaciones.
No pararía de estudiarla y de seguir aprendiendo este arte que en definitiva trata de entender al ser humano, de dar explicación a prácticamente cualquier por qué acerca de quién somos y a dónde vamos, empezando por aquellas burbujitas blanquecinas que salían de las heridas de mi hermano.
Y por si fuera poco ayudas a la gente, ¿qué más se puede pedir?


A un año y poco de acabar la carrera trato de seguir disfrutándola y saboreándola. Aunque tras muchos exámenes, tras muchos trabajos, tras muchas horas de clase noto un cierto sabor amargo en el paladar, no voy a decir que no; es ese regusto a esfuerzo y sacrificio, que en estas últimas etapas voy encajando con una resignación estoica. No te queda otra que madurar deprisa.
También se nota ya ese pequeño matiz salado, esa nostalgia que gusta y duele, que empieza a coger fuerza; aunque son sólo los más veteranos los que la reconocen de verdad.
Pero creo que la esencia de éste nuestro oficio es la dulzura. Es dulce la sonrisa de la anciana a la que ayudas, igual que lo es la tuya cuando te acuestas sabiendo que hoy, alguien ha sonreído gracias a ti. Lo has conseguido. Lo has hecho bien. Puedes dormir tranquilo.
Javier Martínez Castillón. Hospital Universitario Virgen de Vame. Sevilla. 2009-2014.

Es difícil compaginar trabajo y la carrera de Medicina, pero las ganas, ilusión y el largo camino recorrido te ayudan a luchar por todo en esta vida.

A mi principalmente me empezó a gustar este mundo desde pequeño, cuando iba al médico me sorprendía mucho el que me auscultara y ya supiera que medicamento mandarme. Esto me causó siempre mucho interés.

Siendo muy joven abandoné los estudios y empecé a trabajar, luego me llegó el momento del servicio militar, aunque fue el penúltimo remplazo me llamaron al servicio y tuve que ir, una época dura. Pasé nueve meses en los que me dio tiempo a pensar mucho, y durante este tiempo decidí que algún día volvería a estudiar, aunque siempre en algo relacionado con la sanidad pues era mi gran pasión “ayudar al enfermo, o al necesitado”. Tras el servicio militar, volví al pueblo y continué trabajando cuatro años más, hasta que decidí seguir estudiando, pero ya siempre sin dejar de trabajar pues lo necesitaba, la carrera se ha hecho un poco dura, es difícil compaginar trabajo y la carrera de Medicina, pero las ganas, ilusión y el largo camino recorrido te ayudan a luchar por todo en esta vida. Hoy estoy a punto de terminar la carrera, ya en 6º curso de Licenciatura de Medicina y pronto si Dios quiere seré médico y podré ayudar a personas, mi gran pasión. Aunque un poco desencantado con la carrera porque como todo en esta vida hay cosas que gustan y otras que no.

El plan que me tocó estudiar considero que tiene muchas asignaturas de relleno, no sé si es por motivos económicos o por qué, pero creo que esta carrera se debe basar en la clínica y la cirugía y de otras especialidades bajo mi punto de vista con nociones básicas sobra pues si te especializas en ello, ya habrá tiempo de ahondar en dicha especialidad, no quiero hacer mención especial a ninguna asignatura, pero para mí la libre configuración, optativas están de más. Incluso algunas troncales u obligatorias bajo mi punto de vista con nociones básicas 4-5 temas debería sobrar y no 30,40 ó 50 temas como tienen algunas. Si el fin es recaudatorio pues demos 30 ó 40 créditos a las asignaturas esenciales clínica y cirugía y de esos 30 créditos 10 de clase y 20-30 de prácticas en el hospital. Bajo mi punto de vista a ser médico no se aprende sacando un 9 ó un 10 y millones de bibliografías, creo que hay que aprender y llevarlo a la práctica pero como mínimo lo esencial, la práctica te hace maestro y el tener un maestro a tu lado no sólo te enseña sino que te hace aún mejor cada día. No se puede llegar a una puerta de urgencias sabiendo miles de textos sobre patología y no tener contacto con el paciente previamente o este haber sido escaso. El estudiante de medicina en mi opinión personal debe tener más práctica que teoría aunque no poca teoría, si la esencial y no el relleno.

Otro punto que no comparto es que para enseñar no basta con leer un Power Point y pasar las diapositivas a la velocidad de la luz, el estudiante paga para que le enseñen no para que le pongan trabas a la hora de aprobar. Y la clínica se enseña implicándose en el alumno, explicándole tanto en la teoría como en la práctica.

Los docentes que por ello cobran deberían implicarse y preocuparse de si sus alumnos van a la práctica y no olvidarse de ellos o ni siquiera saber si están allí o no, Aunque no todos los docentes son iguales, quiero recalcar esto, hay muchos que sí. Pues en el hospital si no preguntas nadie te va a buscar.
Alumno de 6º curso de Medicina del Hospital Universitario Virgen de Valme.

Cuando comencé esta carrera realmente no sabía el sacrificio que me costaría.

Cuando comencé esta carrera realmente no sabía el sacrificio que me costaría. Han sido seis años duros, aún recuerdo los primeros días de clase, quizás los peores, surgió en mi un sentimiento de inferioridad de ¿Cómo saben tanto? ¿es este mi sitio? ¿me habré equivocado de carrera? Sabia que era lo que me gustaba pero no si era capaz de ello, tras realizar y aprobar mis primeros exámenes esto cambió…me di cuenta de que no era inferior a los demás, solo que todos éramos muy competitivos.

La verdad es que hasta 2º de Bachillerato no tuve claro que quería ser médico, pues siempre pensaba que sería profesora de matemáticas o inglés…pero finalmente sentí que la medicina sería mi profesión. Entre los motivos que me llevaron a querer ser médico puedo señalar la necesidad de sentirme útil, el querer tener un papel activo en la población en la que vivo, la satisfacción que sé que tendré por poder ayudar a otros, la fascinación que siempre me ha dado el cuerpo humano, conocer cómo éste funciona y cómo enferma, el poder razonar sobre la patología, darle importancia…..son muchos los motivos y difícil de resumirlos lo que sí he de señalar es que en los últimos tres años de carrera mis razones e interés de ser médico han incrementado, y eso me gusta porque definitivamente sé que este es mi sitio y que seré algo de lo que estar orgulloso.

No obstante, estos seis años han sido muy duros y de mucho sacrificio, pero también han tenido cosas muy buenas sobre todo a parir de cuarto; los tres primeros años quizás fueron demasiado teóricos pero buenos para tener una base más científica. En cuarto curso supe aprovechar mis prácticas y empecé a tener mis primeros contactos con los pacientes, y muy agradecida a la buena persona y buen profesional que se esforzó por que aprendiera, que supo pararse a enseñarme a explorar, a elaborar y perfeccionar historias clínicas, siempre le estaré agradecida.

Quinto curso fue quizás el más duro junto con tercero. Muchísimo que estudiar sin tiempo para salir, ni poder estar con los amigos, algo que ya empezó a ser habitual desde primero pero más acentuado en este año. Pero al final sobrevivimos y llegamos a sexto….ultimo año, parece mentira pero llegamos….ahí nos espera el examen MIR lo más temido por mi sin duda alguna. Se que he de controlar mis nervios, mi ansiedad, ya que es algo que puede ir en mi contra y hay momentos en los que me supera y no se controlar….He de pensar que ya está cerca la meta, posteriormente empezará una nueva etapa en la que deseo formarme lo mejor posible, aprender todo lo que me sea útil no solo a nivel profesional sino también a nivel personal. Me gustaría ser un  doctor que sepa tratar a sus pacientes, no solo poder diagnosticar y tratar adecuadamente, también saber comunicarme y mantener contacto humano y cercano con mis pacientes, que ellos sientan que no soy alguien extraño ni superior, que puedan contarme sus problemas e incertidumbres, que busquen en mi una ayuda….

Hay muchos sueños que me gustaría cumplir, pero antes de nada he de finalizar esta carrera y acabar lo mejor posible;  posteriormente hay que centrarse en el estudio del MIR, estando ajena a las opiniones de todos aquellos que no nos entienden, que no entienden por qué hemos de estudiar tanto, es algo que lo requiere, no es estudiar por gusto es estudiar por algo y para conseguir un objetivo…..cuando pasen unos años me reiré del mundo y de todas aquellas absurdas opiniones de la gente que no supo entenderme…..
En definitiva, 6 años de mi vida que sé que han merecido la pena, me quedo con todo lo positivo que ha tenido aunque sea imposible olvidar lo negativo.  Seis años de maduración intelectual y personal, que pronto acabarán dando comienzo a una nueva etapa, la cuál debo aprovechar al máximo siempre sabiendo quién soy, quién quiero ser y hasta dónde quiero llegar.
Alumna de 6º de Medicina Hospital de Valme.

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