Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Una elección de por vida.

Existen múltiples motivos por los que una persona empieza la carrera de medicina (y no siempre la acaba), porque es muy prestigiosa, porque exige mucha nota para entrar (y yo tengo un 10) o porque sus familiares lo presionan para que lo haga, etc. En mi caso es muy simple, quiero ser médico.
Cuando somos pequeños, todo el mundo nos pregunta que queremos ser de mayores, a que nos queremos dedicar, sin embargo cuando en la adolescencia esa decisión está cercana, lo que nos preguntan es que queremos estudiar. Mucha gente se ve influenciada por su entorno, sus familiares o amigos, para estudiar una carrera u otra según lo larga que sea, difícil, prestigiosa o simplemente la nota de corte que exige para entrar. Esto es en muchos casos un gran error, pues la carrera no tiene porque corresponderse con la vida laboral a la que va a conducirnos.
Al final debemos volver a la pregunta que nos hacían de pequeños, ¿Qué queremos ser? Eso es lo que realmente importa, a que queremos dedicar el resto de nuestra vida, y una vez que lo decidamos esforzarnos al máximo para conseguirlo.
En mi caso, quise ser  “arreglador de juguetes”, “piloto de Helicóptero”, “pintor”,… pero fue cuando tenía unos 9 años cuando vi por primera vez a mi padre intervenir a una niña de mi edad de apendicitis. Desde ese momento ya supe que quería ser médico. Resolver los problemas y enfermedades de los demás con mis conocimientos y habilidades, ser el apoyo imprescindible en todo grupo, en la sociedad.
Con los años se reafirmó mi decisión y cuando en el bachillerato, como a todos, me preguntaron que quería estudiar mi respuesta fue:
“¿Qué hay que estudiar para que le dejen a uno ser médico?”
No me importaba que fuera una carrera dura, sacrificada, difícil y que seguramente no fuera a parar de estudiar en muchos años. Era lo que necesitaba para ejercer la profesión que había elegido y nunca nada ni nadie ha conseguido desmotivarme.
Ahora que estoy tan cerca de cumplir mi objetivo, recibir la licencia para ejercer la medicina, aparece una nueva motivación: Ser un buen médico, es ahora cuando toca esforzarse por hacer un buen MIR formarse bien como residente y comenzar la vida que llevo tantos años soñando.
RMB.

Printfriendly