Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Podré dedicar el resto de mi vida a algo tan gratificante como ayudar a todo aquel que me necesite

En estos momentos no tengo ninguna duda de que acerté en mi decisión. Sin embargo no siempre tuve claro que esta fuese la profesión a la que dedicar toda mi vida. Desde pequeña siempre pensé que lo mío era la veterinaria. Me encantaban, y me encantan los animales, y que mejor forma que emplear mi vida a curarlos y cuidar de ellos. Pero a medida que se acercaba la selectividad comencé a plantearme otras carreras en las que no había pensado antes, de hecho me planteé seriamente la idea de estudiar Bellas Artes, puesto que me apasiona la pintura y todo el mundo del arte. Hasta que en un momento dado la idea de estudiar Medicina inundó toda mi mente. Quizás la “culpable” fuese mi madre, puesto que es la carrera que a ella le hubiese gustado estudiar y sin embargo acabó decantándose por la farmacia. Entre sus muchos argumentos por lo que sería fantástico estudiar Medicina, añadió “podrás dedicar tu vida a ayudar a la gente en el momento que más lo necesita”, lo cierto es que nunca lo había pensado de esa forma, y a partir de ese momento cada vez iba teniendo más claro que esta era la profesión a la que me quería dedicar.

Tras obtener el resultado del examen ya no tenía dudas de que esa era la carrera que quería estudiar, de hecho, en la prematrícula rellené casi todos los casilleros con la carrera de Medicina en cualquier parte de España. Aún recuerdo el mensaje de texto que recibí en mi móvil: Enhorabuena, ha sido aceptada en la facultad de Medicina de Sevilla. Fue increíble, salté del sofá y comencé a llamar a toda mi familia.
Muchas personas, cuando les decía que iba a estudiar Medicina me decían  “¿Medicina? ¿6 años? ¡Qué de tiempo!”. Sin embargo, a día de hoy, que casi han pasado los seis años, parece que fue ayer cuando fui a echar mi primera matrícula de Medicina en el buzón de la facultad. Ese día, en el momento que me disponía a entregar la matrícula, un estudiante que acababa de terminar la carrera me dijo en tono de broma: “Vete, date la vuelta, aún estas a tiempo...”. Sin embargo, a continuación añadió: “Es broma, no te arrepentirás”. Y lo cierto es que no lo he hecho.

A lo largo de estos años nos han dado numerosas clases teóricas acerca de todo lo que debemos saber sobre la Medicina, sin embargo, lo realmente importante se aprende dando prácticas en el hospital. Es en el hospital donde realmente se aprende la Medicina, es donde te das cuenta de la importancia que tiene esta, de lo vital que es el médico en la vida de las personas. Tras las innumerables prácticas que hemos hecho, nos hemos cruzados con muchos médicos diferentes, con el amable y ameno, pero también con el prepotente y autoritario, y siendo estudiante ves la situación de cerca y puedes analizarlo con detenimiento; y sin lugar a dudas tengo claro qué tipo de médico quiero ser.

Espero que con los años de trabajo cada día que pase vaya siendo no sólo mejor médico, sino mejor persona. Pondré todo mi empeño en que mis pacientes salgan de la consulta satisfechos, sintiendo que pueden contar conmigo, que no sólo soy un trabajador que cobra por hacer un diagnóstico y poner un tratamiento, sino que soy una persona en la que pueden confiar, con la que pueden contar cuando más lo necesiten.

Porque, ¿quién no ha estado enfermo alguna vez?, cuando las personas enferman sienten mil emociones y cada paciente de forma distinta, pueden sentirse vulnerables, tristes, angustiados, furiosos... y el papel del médico no es sólo poner en marcha nuestro cerebro para sacar a la luz todas las definiciones, clasificaciones, criterios, tratamientos... aprendidos durante los 6 años de carrera, sino que ha de ser capaz de conexionar con el paciente, hacerse sentir cercanos y que sepan que pueden contar con nosotros en los momentos más difíciles.

Por todo ello, y a pesar de que el camino ha sido muy duro y sacrificado, cada día me siento más feliz y orgullosa de haber llegado hasta aquí. Sin lugar a dudas, las largas horas de estudio, las clases y seminarios, los apuntes interminables, todos los fines de semana sin salir, han valido la pena si gracias a ello puedo dedicar el resto de mi vida a algo tan gratificante como ayudar a todo aquel que me necesite.

Alumna de 6º de la facultad de Medicina de Sevilla

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