Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Me encanta lo que he estudiado, descubres aspectos de la relación médico-enfermo que jamás te llegas a plantear desde el punto de vista del paciente, nace en tí un afán de superación increíble

Tras 6 años de carrera llenos de alegrías y penas, pero que de cualquier modo han pasado rapidísimo, aquí me encuentro, haciendo algo que, aunque parezca extraño, nunca me había planteado… pensar en los motivos que me han llevado hasta aquí, hasta faltar pocos meses para licenciarme en la carrera más vocacional del mundo: Medicina.

Tras mucho pensar y echar la vista atrás, me he dado cuenta de que he pasado por distintas etapas en cuanto a los motivos que me impulsaron a querer ser médico:

- A los siete años quería ser médico por influencia televisiva: se hizo popular la serie americana “Urgencias”, y todo cambió. Idealicé, al igual que cualquier persona sin relación con el mundo de la medicina, la profesión; quedé fascinada por la maravillosa y estresante imagen que se nos mostraba de la vida en las urgencias de un hospital.

- A los 15 años empecé el instituto, aunque aún algo influenciada por la televisión, a día de hoy creo que los verdaderos motivos habían cambiado: a pesar de no tener ningún familiar médico, descubrí que me gustaban especialmente “las ciencias” y, ¿por qué no estudiar Medicina? Al fin y al cabo, tenía buenas notas, era una posibilidad que siempre había barajado, y los profesores y orientadores me animaban a intentarlo…En los últimos años del instituto, y sin darme cuenta, conseguir plaza para estudiar Medicina pasó de ser una meta a convertirse en una obsesión probablemente alimentada por la competitividad de mi entorno académico.

- Una vez empezada la carrera, todo cambió: descubres que la idea que tenías del Hospital y el Centro de Salud es totalmente equivocada, que las condiciones de trabajo no son óptimas (mucho esfuerzo, dedicación, y demasiada responsabilidad para tan poco reconocimiento…), que en ocasiones prima el factor económico sobre el bien del paciente…y, sin embargo, me he dado cuenta de que no podría haber elegido mejor: me encanta lo que he estudiado, descubres aspectos de la relación médico-enfermo que jamás te llegas a plantear desde el punto de vista del paciente, nace en tí un afán de superación increíble: quieres mejorar siempre un poco más porque cualquier avance tuyo puede suponer una mejoría enorme para otras personas, aprendes a apreciar el valor de un buen trabajo en equipo, tengo menos clara que nunca la especialidad que quiero hacer porque cada año he sumado un par a lista …

En definitiva, durante estos seis últimos años me he dado cuenta de que realmente sí quiero ser médico.

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