Mirando atrás, recuerdo con mucho cariño aquella afirmación de Don Antonio, mi maestro de la EGB: “ahora queréis ser bomberos, policías, médicos… son profesiones que os llaman la atención por muchos motivos: se viven momentos intensos en determinadas circunstancias, están orientadas ayudar directamente, incluso un buen uniforme os decanta por una u otra”. Sin embargo, por aquel entonces (cosas de la vida) yo prefería ser alfarero.
Aunque en casa, desde pequeño, creían que iba para médico, la verdad es que estuve indeciso hasta llegar a Bachiller, donde, prácticamente por eliminación, creí que entrar en Medicina era la mejor opción. Los motivos eran más que suficientes: una profesión con futuro, dinámica, con fama de ser una de las más bonitas que existen y con la que poder sentir la gratificación de ayudar a aquél que lo necesite.
Ahora, momento en el que tan poco queda para dar el paso a trabajar, pienso en lo que para mí han significado estos años: muchas nuevas caras, conocimientos, momentos de ilusión, nerviosismo, frustración…No me cabe duda de que ha supuesto una época trascendental en mi vida, y que aún sigue su curso. Por esto, imagino ahora el futuro como una oportunidad aun mejor si cabe para poder seguir formándome, seguir creciendo para dar a los demás todo lo que esté en mi mano.