Yo no he sido una "futura mediquina" vocacional, de hecho cuando era pequeña quería ser maestra como mis padres por la mañana, policía por la tarde y barrendera por la noche. Al crecer no se porqué descarte desde mi subconsciente lo de policía o barrendera (quizás porque tres trabajos son demasiados) y me quede con la opción de ser profesora. Aunque no se especialmente en que momento irrumpió en mi vida la medicina como vocación lo que sí que es cierto es que le pudo más que a la otra opción y que aunque entré con dudas en la facultad cuando comenzaron mis prácticas en el hospital, se despejaron todas. No se, pero al hacer de mis primeras historias verdaderamente comienzas a saber que se siente, me sorprendió que personas mayores que yo 50 años por lo menos me llamasen de usted y me tuviesen en tan alta estima, ¡sólo por ser médico!
Hubo un paciente que recuerdo con mucho cariño al que se le tenía prohibido levantarse por su corazón, y él no sólo se levantaba sino que cuando nos veía llegar corría hacia la cama, claro el pobre mío asfixiado, y entre intentos por respirar nos juraba que no se había ni movido del sitio! Fue una experiencia entrañable y es que realmente te das cuenta de lo frágiles que son los pacientes, de lo que depende de ti su bienestar, que sólo unas palabras tuyas de aliento les den vida y es que es cierto eso de que el médico cura desde que le ves.
¡En ese momento pensé que merecía la pena lo que quería hacer!
¡En ese momento pensé que merecía la pena lo que quería hacer!